Un "raggio 2.0"

Vacaciones (forzosas). Tiempo de libertad

Las clases se han cerrado por las medidas preventivas del coronavirus. Unos bachilleres organizan su encuentro semanal “a distancia”, conectándose por el móvil. El aislamiento, la tentación de perder el tiempo, el valor de la amistad…

El jueves es el día del raggio (encuentro semanal de los bachilleres italianos, ndt.). El día anterior, mensaje en el grupo de whatsapp: «Amigos, una idea para el raggio de mañana. ¿Por qué no nos vemos y nos contamos qué nos está diciendo esta “extraña” circunstancia? Preguntas, descubrimientos. Podemos hacerlo por videoconferencia con el móvil». ¡Pues adelante! Nos descargamos una aplicación de videoconferencias y a las 14.15h –como de costumbre– empezamos a conectarnos desde nuestras casas, algunos solos y otros acompañados. Empezamos rezando y enseguida llegó la primera provocación: «Aunque sean forzosas, el tiempo de vacaciones es siempre el tiempo de la libertad, donde hacemos lo que llevamos en el corazón. ¿Cómo lo estamos viviendo? ¿Qué hemos visto estos días?».

La primera en intervenir fue Marta: «Cuando me dijeron que tenía que quedarme en casa, monté uno de mis numeritos de histeria, porque quedarme en casa es algo que me cuesta mucho. Cuando tengo tiempo libre, no me siento capaz de dedicarlo a lo que quiero. El lunes me encerré a estudiar, hasta que un amigo al que me siento especialmente unida me escribió pidiéndome quedar para estudiar juntos. Me quedé de piedra porque una persona con la que no tengo muchísima relación acudía a mi encuentro y me pedía que abriera los ojos. No pensaba buscar a nadie, pero mi necesidad de buscar a estos amigos era decisiva son mi punto de apoyo en la realidad, si no me pierdo en mis fantasías y proyectos. Qué bonito saber que tengo la mano de otro que me dice: “¡despierta!”. Hay otra cara de la moneda en medio de este aislamiento».

Inmediatamente le siguió Simone, que está implicado en el viaje de estudio. «Esta libertad que se me da siempre me da miedo, como este verano, porque siempre me paso el día entero delante de la playstation perdiendo el tiempo. Marta ha salido en mi ayuda. Esta cuarentena tengo que dar gracias a los amigos que tengo, quiero que nos sigamos viendo porque estar con ellos me ayuda a no perder el tiempo».

En resumen, descubrimos mejor quiénes somos, como contaba Andrea, joven profesor de italiano. «Es como si las cosas fueran despojadas de una serie de imágenes que solemos tener de la amistad para llegar a la esencia del verdadero deseo de ser amigos entre nosotros». Una sucesión de testimonios de alumnos y profesores sobre una amistad que «te saca de tus líos, me siento mirada por lo que soy, y eso me rescata. Estos amigos tienen la libertad de rescatarme, y eso es precioso», decía Lucia.
Porque este tiempo ha hecho emerger toda la cuestión de la libertad y el miedo que tenemos. Pero, al mismo tiempo, hace ver toda la consistencia de nuestra persona respecto a la nada en que se deslizaría nuestra vida si no vinieran a rescatarnos.

¿Y quién ha venido? Esta era la pregunta del raggio de esta semana: «¿Es posible encontrar a Cristo hoy? ¿Dónde, cómo?».
Valentina: «Incluso en esta situación me he topado con alguien que acude a mi encuentro. No podíamos dar por descontado esta atención entre nosotros estos días». A Marta le bastó con un canto que de pronto escuchaba como si fuera la primera vez. «Hay alguien que está de fiesta porque yo, pobre como soy, acudo a su encuentro con todas las cadenas que me atan, y canto con alegría». Aunque las dificultades no desaparecen «Estos días yo también me he encerrado en casa y me molestaba no poder aprovechar el tiempo como querría. Entonces volvió a mi memoria todo lo que viví el sábado pasado en el funeral del hijo pequeño de unos amigos, y la frase de Chiara Corbella que escribieron en su recordatorio: «Lo importante en la vida no es hacer algo sino nacer y dejarse amar», contaba Elena, también profesora.

Momentos de memoria y un camino. «Nunca consigo alejarme demasiado de este lugar que he encontrado, siempre acabo volviendo al punto que me rescata», porque «eso es lo que me genera continuamente y lo que quiero seguir».

Al final solo daban ganas de dar las gracias. Gracias por este encuentro extraordinario. Gracias por esta situación que nos hace experimentar que no son nuestros intentos lo que resuelve nuestros problemas sino que hay Alguien que nos quiere de verdad, para quien somos preciosos, que siempre nos manda a alguien en “ese” momento preciso para responder a nuestra necesidad. Y así se hace presente, incluso en el raggio 2.0. ¡Sin dejar de sorprendernos!
Stefano, Seregno (Monza y Brianza)