Ejercicios espirituales de los universitarios de CL

Ejercicios CLU. La diferencia, ante los ojos de Arva

Ilaria regresa de los Ejercicios del fin de semana en Rimini con los universitarios de CL. La recibe su compañera de piso albanesa. Tras contarle todo lo que ha vivido, las lecciones, los cantos, el testimonio… le pregunta: «¿Y tú?»

Domingo por la noche. Vuelvo a mi apartamento en Varese después de pasar tres días en Rimini por los Ejercicios espirituales de universitarios de CL (CLU). Basta con subir las escaleras para notar todo el cansancio del viaje de vuelta y la intensidad de estos días. Pero también una inmensa gratitud hace vibrar mi corazón, hasta el punto de que tiemblo al abrir la puerta.

Me recibe Arva, una de mis compañeras de apartamento, que llegó a primeros de octubre. Albanesa de tradición musulmana, decidió mudarse a Italia hace cuatro años para estudiar Medicina. Después de pasar los tres primeros años en la residencia de la universidad gracias a una beca, este año se ha quedado sin esa ayuda económica y acudió a los amigos del CLU a preguntar si podía venir a alguno de nuestros apartamentos. Afortunadamente había un sitio libre. Arva es una chica estupenda, que ha empezado a florecer estos meses después de atravesar toda su timidez y profundo respeto.

Al entrar la abrazo como nunca lo había hecho desde que vive con nosotras. Luego coloco mis cosas, preparo una cena rápida y cuando nos sentamos a la mesa empiezo a contarle sin parar todo lo que hemos hecho en Rimini, lo que nos ha dicho Carrón, los cantos, el testimonio del escritor Daniele Mencarelli…
Al terminar le pregunto: «¿Y tú?». Ella me mira y me dice: «Ha sido un fin de semana aburridísimo. He estado aquí sola estudiando y nada más». «¿Pero sabes qué es lo raro?», continuó: «Que todos los fines de semana en la residencia eran así para mí, y no me daba cuenta. Desde que vivo con vosotras me doy cuenta de la diferencia».

Me quedo de piedra. Le pasa lo mismo que a mí, y he podido volver a experimentarlo estos tres días de Ejercicios. Yo también, igual que Arva, tengo la experiencia de una gran belleza, totalmente correspondiente, y ahora en las cosas de todos los días, hasta en las más áridas, no puedo dejar de exigir la misma belleza. Lo experimento todos los días en todas las circunstancias y me conmueve descubrir, gracias a los ojos de Arva, la vida tan extraordinaria que puede brotar tan solo con estar presente en el apartamento.
Ilaria, Varese