Los "Morans" de Nairobi

Kenia. Guerreros masáis vendiendo Traces

Una vez al mes, a la salida de misa en la parroquia donde se reúnen para la Escuela de comunidad. Esto es lo que pasa en Nairobi cuando un grupo de amigos propone la revista. «Algo que tiene que ver con la victoria de Cristo ahora...»

Queridos amigos, quería compartir con vosotros los frutos de la experiencia que supone la venta mensual de Traces, la edición inglesa de la revista Huellas, en Kenia. Los de nuestra Escuela de comunidad, los “Morans”, como los guerreros masáis, nos reunimos todos los miércoles por la noche en una sala de la parroquia de St. Francis Xavier en Parklands, una zona central de Nairobi.

Cada primer domingo de mes vendemos Traces a la salida de misa y siempre supone un gran desafío. En una ocasión, un poco desalentado, me preguntaba qué sentido tenía ese gesto mientras observaba a la gente que salía de la iglesia intentando evitarme y no conseguía vender ni un ejemplar. También estaba un poco cansado, pues acababa de volver de un viaje en el extranjero. Pensaba y volvía a pensar… Luego me dije: «Si Carrón estuviera aquí, me diría: “haz lo que quieras, pero si te vas no verás la victoria de Cristo”». A los pocos segundos se me acerca un hombre y me dice: «¿Pero qué hace usted aquí? Venga al otro lado de la plaza. Mis amigos y yo queremos comprar su revista». De repente vendí seis ejemplares.

Otro episodio relacionado con la revista fue cuando en un centro de espiritualidad me encontré con un obispo de Kenia que sacó el cuaderno de los Ejercicios de la Fraternidad que iba adjunto a uno de los últimos números y me dijo: «Mire, tengo que predicar unos ejercicios espirituales y voy a utilizar las meditaciones de Carrón».

La última vez, antes de la venta, llamé por teléfono a Giampaolo, un joven amigo nuestro que vino a hacer la prestación social en Kenia. Le pregunté si contábamos con él y me respondió que se le había olvidado por completo y ya tenía otros compromisos. Fui con otros a St. Francis pero sin él. Empezó a llover. En un momento dado, vi a Giampaolo aparecer bajo el pórtico de la iglesia y, sorprendido, le pregunté: «¿Pero qué haces aquí?». «Me he acordado de cuando me contaste que nuestras amigas Priscilla y Jude conocieron el movimiento gracias a Traces. Por eso decidí venir».
Masu, Nairobi