La entrada a la exposición

Honduras. Un gesto que conmueve a cualquiera

Llega a Tegucigalpa la exposición “El abrazo misericordioso, una fuente de perdón”, que ya visitó el Meeting de Rímini y la JMJ de Panamá

En Tegucigalpa, capital de Honduras, se expone hasta el próximo 6 de octubre dentro de las instalaciones de la Basílica menor de nuestra patrona, la Virgen de Suyapa, una exposición que nos habla de la misericordia y el perdón, gestos capaces de conmover a cualquiera, sin importar la edad, nacionalidad o creencia religiosa.

Esta exposición fue iniciativa del embajador de Honduras ante la Santa Sede, Carlos Ávila Molina, a quien su asistencia a una conferencia sobre la guerra en la franja de Gaza entre Palestina e Israel, en el mes de julio de 2014, le hizo reflexionar mucho sobre esta situación y la necesidad de buscar una posible solución al conflicto. Así fue como surgió en él la idea de que la paz solo se podría alcanzar por medio del perdón; entonces, se planteó el firme propósito de promover una exposición sobre la misericordia y el perdón, idea que posteriormente se fortaleció cuando el Santo Padre Francisco declaró 2016 como Año de Jubileo Extraordinario de la Misericordia.

Esta exposición se ha presentado en tres ocasiones. La primera en Rímini en 2016, la segunda este año en la JMJ de Panamá y ahora en Honduras. Cuando la Iglesia invitó a todas las comunidades laicas de Tegucigalpa a colaborar como guías, mi única referencia era que se había presentado en Rímini, pero mi corazón se exaltó al ver en la formación de guías la cooperación del movimiento Comunión y Liberación, junto con otros grupos.

A medida que transcurre la explicación de cómo está diseñado el recorrido, cada imagen, cada video, cada frase me evoca al movimiento, y donde mi emoción se completa es en un fragmento del video donde sale don Luigi Giussani compartiendo un mensaje de perdón. Esta es una ocasión muy importante para nosotros, para colaborar como comunidad en una actividad cuya principal aportación es invitar a la humanidad a reflexionar. Estos actos son muy necesarios en nuestro tiempo, y más en nuestro país, para recordar la importancia de vivir con un corazón lleno de la presencia de Dios, como dice san Agustín con aquella frase preciosa: «Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti», que recuerda Julián Carrón en una entrevista acerca del libro ¿Dónde está Dios?, «y añadía: “Creed en el Reino de Dios”. ¿Y qué quería decir creer en el reino de Dios? Tenía que explicarlo no explicándolo, sino haciéndolo suceder a través de sus gestos, de los milagros, del perdón a los pecadores».
Jesica Vargas, Honduras