Europa. «Por el futuro de mi hija»

Un año de cambios. Y de dificultades. Entre la boda, la caritativa, el embarazo... Pero hay también quien abre su casa para acoger a los chavales de un barrio "problemático". «Esto es política. Y tiene que ver con la niña que llevo en mi vientre»

Este ha sido un año de cambios. Nuestra boda y las nuevas responsabilidades, hace justo un año, han coincidido con la partida de casi todos nuestros amigos, que eran también los pilares de la asociación caritativa de la que formo parte desde que conocí el movimiento. No han faltado momentos de desánimo y equívocos. Nos ha costado bastante, aunque nunca nos han dejado solos.

Dentro de esta situación, dolorosa desde un cierto punto de vista, mi punto de partida para vivir la realidad ha sido mi necesidad y he vuelto a aprender de la caritativa.

Lo único que resiste al embate del tiempo, para contestar a la pregunta de los Ejercicios, es la fidelidad de Dios, que sigue buscándome. El cambio se convierte en "historia" porque solo Él es capaz de generar una criatura nueva.

Si antes decía: «Nos va a ser imposible tirar de este carro, más grande que nosotros, no tenemos las fuerzas», en un determinado momento Él me contestó a través de los rostros necesitados de los últimos. Como si ya no hubiera tiempo de mirarnos a nosotros mismos y consolarnos entre nosotros. Así, mi marido y yo hemos abierto nuestra casa para que una docena de chavales a los que atendemos pudieran ver una serie de películas. Al terminar, una cena, a la que hasta el más cerrado y descuidado de ellos se presentó arreglado y elegante, perfumado como nunca, y sintiéndose como en casa.

Hoy, más que nunca, ya no me preocupa "darme", aunque esté en el octavo mes de embarazo, ni hacerlo más que antes. Y me pregunto «¿por qué?». En el fondo, podría echarme atrás y estaría más que justificado... Pero, al llevar en el vientre a una niña, te planteas muchas preguntas: «¿A quién estoy trayendo al mundo? Y, sobre todo, ¿a qué mundo, a qué ciudad, a qué sociedad?». Desde luego, no es que todo vaya viento en popa, todo lo contrario. Vivimos en una ciudad llena de problemas. Y esto lo noto más que antes: el mal y el dolor del mundo me afectan profundamente. Así como la cuestión de los inmigrantes, cuando escuchas las terribles historias de tantas mujeres y niños.

¿Cómo ayudar a mi hija? ¿Por qué traerla al mundo, hoy? Solo puedo contestar respondiendo a mi vida, solo cuidando de mí misma y del encuentro que hecho. Por eso me ha parecido, más que otras veces, que lo que hacemos en el barrio y en nuestra vida está relacionado con las elecciones. Nunca me he interesado por la política. Pero estoy segura de que está pasando por aquí, que esto es hacer política, por ejemplo, luchar con las instituciones para que nos den un espacio para las actividades extraescolares en uno de los barrios más problemáticos de la ciudad y acoger a muchos chavales.
Ester, Catania