La ciudad de Tournai, en Bélgica

Bélgica. «No hace falta un esfuerzo, sino la ternura de una compañia»

Los Ejercicios de la Fraternidad desde la cama de un hospital, la enfermedad del marido y una pregunta que la acompaña: «¿de verdad Dios es "todo en todo"?». La respuesta le llega de sus amigos, que no la dejan ni un instante

Hace unos días tuvimos un encuentro en Tournai, Bélgica, con la comunidad de CL. Yo iba con esta pregunta: «Si Dios es "todo en todo", ¿cómo puedo vivir esta certeza sin que parezca indiferente que mi marido Georges sobreviva o no al cáncer?». Porque no es en absoluto indiferente: que Dios es "todo en todo" significa que Su ternura, Su compañía me permite mirarlo todo de manera positiva –todo es para mí–, vivir las circunstancias como una ocasión para encontrarle y ser yo misma esa ternura que permita a Georges, por gracia, vivir su condición... Es decir, entender mejor quién soy y lo que me hace verdaderamente feliz. Y que eso dure.

Durante los Ejercicios estuve ingresada en el hospital. No pude ir. Estaba enfadada, triste. Llevaba mucho tiempo esperando los Ejercicios como posibilidad de un nuevo inicio y de llegar a ser mejor compañía para mi marido. Decidí "hacerlos" con los textos que Laura me enviaba, como si estuviera allí. Rezaba Laudes con la app del móvil y empecé a tomar notas del día anterior. Todo esto con el dolor, con las náuseas por el tratamiento, débil, con las constantes interrupciones de las enfermeras, el continuo pitido de los aparatos en la habitación y en la planta... No conseguía concentrarme. Tenía que volver a leer la misma frase diez veces.

Georges, muy débil por su estado de salud pero por una vez "libre" de sus visitas cotidianas al hospital por la radioterapia y las consultas, venía todos los días a hacerme compañía. Mi hermano me mandaba el resumen las lecciones. Y lo mismo hacía Maddi, de la Escuela de comunidad. Y luego Laura, Geneviève, Mauro, Françoise, mis amigos del Portugal… Todos me mandaban mensajes para saber qué tal estaba.

En un momento dado, me resultó muy evidente que Jesús estaba presente de una forma distinta. Estaba allí, con toda su ternura, ¡tan presente! Y esta ternura, esta compañía concreta es lo que hace posible una fidelidad que dure en el tiempo. No era cuestión de esforzarse para seguir de algún modo los Ejercicios. Un esfuerzo «noble, pero triste dentro del cual no conseguía sentirme libre». No, no era esa la forma elegida para mí. Más bien, esta compañía es la posibilidad de que Dios lo sea "todo en todo". Tras treinta años de movimiento, estos hechos son como un nuevo inicio.
Leonor, Tournai (Bélgica)