Europeas. «Todo empieza prestando atención a uno mismo»

La acogida "imprevista" de jóvenes migrantes hace que la vida y las relaciones vuelvan a brotar. Y lo mismo pasa después de ciertos encuentros, y un viaje al Líbano con los refugiados sirios. ¿Esto construye el bien común?

Deseo agradecer al movimiento y a quien lo guía el camino que nos están invitando a hacer porque, por primera vez, me encuentro delante de una circunstancia política, como las elecciones europeas, viviendo de forma libre y como protagonista. Vuelvo a leer el manifiesto redactado de cara a la cita electoral de mayo y las preguntas que se plantean al final, y encuentro ejemplos y respuestas en lo que me ha ido pasando en este último año. Verdaderamente, me doy cuenta de que todo ha nacido tomándome en serio a mí misma, siguiendo los signos que el Señor me iba poniendo en mi vida y en la realidad, y gracias a mi deseo de volverle a ver. De aquí nace la pasión por el bien común, de una atención a mí misma, sobre todo, que necesita del otro para llegar a cumplirse.

Un ejemplo. Una diseñadora de vestuario, impactada por el Belén viviente que montamos en los colegios estatales de Miramare, nos regaló los disfraces de los Reyes Magos. Buscando a un "rey mago de color", me topé con Momo, un joven de Senegal. Estuve hablando con él y, durante tres días, vivió, digamos, "como un rey" en mi casa. Podría parecer que aquí se acaba todo, pero amigos comunes se ofrecieron también a acogerle en casa. Cómo decir que no a "mi rey mago de color". Así empezó una amistad muy intensa con él. El año pasado, en los Ejercicios espirituales con el padre Eugenio, le envié esta pregunta: «A mí me han enseñado que la verdadera fe es creer en el Invisible, pero ¿cómo se encuentra, cómo se percibe, cómo puedo ver los signos o puedo escuchar con mis propios oídos lo que me dice Dios, tal como hacen los que me dan testimonio de haberle encontrado? ¡Me gustaría mucho poder hacerlo! Y me gustaría estar cada día más contenta. Ya no quiero perder el tiempo, pero necesito encontrar a Dios, conocerle y oírle».

Mientras tanto, viendo las imágenes de la exposición sobre los migrantes del Meeting, descubrí en mí un extraño desasosiego: «¿Y si yo fuera uno de ellos? ¿Si, entre esas manos que piden ayuda, estuviera también la mía? ¿Qué desearía? Que alguien me tomase de la mano. En el fondo, Jesús hizo lo mismo conmigo, "un buen día". Él me cautivó, me rescató y me acompaña».

Le comenté todo esto a mi amigo el padre Gianni, que me dijo: «Todos deberíamos tener esta inquietud, mira a ver si te está pidiendo algo con esto». A partir de ahí, empecé empiezo a preguntar cada día: «¿qué quieres hacer conmigo, Dios mío, dándome esta inquietud?». Los días empezaron a llenarse de apertura y curiosidad. Después de unos meses llegó la solicitud de acogida de Alassane, un joven de 19 años, también de Senegal. Enseguida dije que sí. Y la vida vuelve a florecer, para él y para mí. Pero también para toda mi casa, "nuestra" casa. Alrededor de esta hospitalidad, han brotado relaciones con otras familias. Relaciones que se dan atendiendo simplemente a las peticiones que llegan de distintas formas, ayudándonos. Así, conocemos a George, Harouna, Babu, Alpha, Peace... Todos ellos son “migrantes”, pero sobre todo son amigos y compañeros de camino. Descubrimos que el sí de cada uno es contagioso y, "de corazón a corazón", empieza a desencadenarse un movimiento inesperado. La propuesta de acoger a Harouna lleva a Stefania a desear aprender a amar de forma gratuita. Lo ve como una ocasión para ella y para su familia, pero su marido no quiere. Es solo el inicio de un camino, lleno de preguntas, de compañía, que les lleva, finalmente, también a la experiencia de acogida, derribando hasta la más mínima medida sobre uno mismo y sobre el otro.

¿Es una contribución a la vida social y política de mi país? Estos chavales llegan aquí huyendo de su tierra. El Estado les acoge, dispone de proyectos y lugares. Pero, aparte de la comida, el alojamiento y pasar lista por la mañana y por la noche... E incluso cuando el proyecto acaba, necesitan documentación para regularizar su estancia... Y el riesgo de que sigan sin papeles es muy alto, sobre todo frente a las nuevas normativas. La acogida, como la hemos vivido nosotros, ha representado para ellos una ocasión de verdadera integración, a través de una ayuda con los papeles o en la búsqueda de empleo. Su presencia aquí, gracias a la acogida, puede llegar a ser positiva y constructiva. Esta no es una idea que nazca a la ligera con unos cálculos previos: «Si hacemos esto, entonces construiremos...». Partiendo de mi necesidad, de mi deseo, tomándome en serio a mí misma... en un momento dado, inesperadamente, te das cuenta de que estás construyendo, y eso genera más de cualquier otro proyecto.

Incluso un viaje al Líbano para visitar el campo de los prófugos sirios ha terminado superando cualquier medida e imaginación. Surgió a raíz de la invitación de un amigo de la comunidad "Papa Giovanni" y de otros encuentros con los chavales de “Nuove Generazioni” relacionados con la exposición del Meeting, a cargo , entre otros, de Giorgio Paolucci. Luna, una de ellos, escribe: «¿Qué es este sentirse en el lugar adecuado? ¿Qué es este deseo de estar con quien es, sin duda alguna, diferente? Creo que esta diversidad es la respuesta correcta. Un constante desafío y un seguir empapándose del otro para entender quién soy».

¿Estas cosas cambian el mundo? «Parece algo muy pequeño e irrelevante, sin embargo, es la respuesta a toda la oscuridad que hay en el mundo», nos decía el obispo de Rímini, Francesco Lambiasi, comiendo con nosotros. Estábamos allí, juntas, personas de distintos movimientos, con edades, culturas y tradiciones distintas. Pero la misma pasión por el destino del otro. No por una compasión, sino por una obediencia a uno mismo, a mi humanidad que el Señor hace volver a florecer en el encuentro con el otro, de forma inesperada. ¡El otro es un regalo!
Frente a lo que nos ha pasado y de cara a las elecciones, me doy cuenta de que hace falta un "verdadero" horizonte político. Hoy en día, veo solo "reacciones", pocos hacen propuestas verdaderas. Y cuando uno se presenta con un horizonte de este tipo, hay que mirarlo. La reacción, el miedo, la cerrazón son solo de los que no se dan cuenta de lo que tienen entre manos.
Dodi, Rímini