La recogida de alimentos en Londrina (Brasil)

Recogida de alimentos. «Hoy me siento más intensamente vivo»

João Felipe tenía que preparar los exámenes de la universidad, pero decidió participar igualmente como voluntario en la recogida del 10 de noviembre en Brasil. Hubo algunos que les trataron mal, pero «ha sido un día maravilloso»...

Participé en la Jornada nacional de Recogida de alimentos del pasado sábado 10 de noviembre. Estaba en vísperas de los exámenes más difíciles en la facultad, así que no podía dar por descontado que el tiempo que iba a dedicar a este gesto no fuera a ser tiempo perdido. De la misma manera, tampoco era fácil acercarse a la gente para pedir un donativo y que me ignoraran o me dijeran: «Chaval, ya ayudo a otros, tengo 80 empleados...». O ver a un señor que rompió delante de nuestra cara el folio con la lista de los alimentos más demandados y lo tiró a la basura.

Pero, como tantas otras veces en la vida, fue un día maravilloso, lleno de cosas bonitas, más que feas, pero mucho, mucho más. Ha habido innumerables gestos sencillos y preciosos de humanidad y gratuidad. Se recogieron toneladas de comida, muchos niños que necesitan ayuda podrán ahora comer mejor, gente que está deseando echar una mano y han podido sentirse útiles donando algo de comer o de su tiempo como voluntarios, han nacido nuevas amistades con entidades que ya colaboran o que quieren colaborar… hasta los del supermercado han salido ganando, ¡pues han vendido más que otros días! Esta es la lección que aprendo: no estamos acostumbrados a percibir el bien. No existe la realidad perfecta, ideal, siempre habrá problemas y personas con dificultades, pero es posible vivir con entusiasmo y alegría, incluso en medio de tantos problemas.

¿Mis exámenes? Nada que con un despertador y una tanda de cafeteras no se pueda remediar… Un poco menos de vida “propia” para llevar un poco más de vida a otros que lo necesitan. Un darse que merece la pena. Creo que esto es lo que Dios quería decir a Isaías: «porque eres precioso a mis ojos, de gran precio, y yo te amo. Por eso, entrego regiones a cambio de ti, pueblos a cambio de tu vida». Creo que soy de esos “pueblos” que Dios entrega para dar más vida a aquellos que les falta. Para ganar la fe de quien duda de si Él existe, vivo, resucitado, en aquellos que le siguen.
Corrijo lo que he dicho, porque yo no he renunciado a un poco de “mi” propia vida para dar a los que lo necesitan. Lo cierto es que yo hoy me siento más yo, ¡intensamente más vivo! Todos hemos salido ganando. Ahora voy a estudiar…
João Felipe, Londrina (Brasil)