Viena, catedral de San Esteban

Viena. Cada instante es una nueva creación

¿Qué ha supuesto escuchar la voz de don Giussani en la Jornada de apertura de curso? No se trataba de recordar los “viejos tiempos”. Maxi lo entendió al día siguiente. Delante de sus compañeros, pacientes, hijos, esposa… «Era libre en cada encuentro»

Quería daros las gracias por la Jornada de apertura de curso. Ha sido impresionante “experimentar” a don Giussani. Otro idioma, diferencias culturales… nada de eso era importante en aquel momento. No ha sido una ocasión para recordar los viejos tiempos, sino más bien para tocar con nuestros dedos la fascinación del origen.

La urgencia de su voz hizo que se me saltaran las lágrimas. Venían entonces a mi mente los rostros que desde el primer momento de mi nueva vida (desde que conocí el movimiento) han abrazado y acompañado a un pobrecillo como yo, a los que debo la vida.

La prueba de que era “una presencia distinta” y no se trataba de un sentimentalismo la he experimentado durante la jornada de hoy. A pesar de todas las prisas, el cansancio y las dificultades, me sentía libre de encontrarme con la gente y solo sentía amor por los demás, por mis compañeros, mis pacientes, mis hijos y mi esposa.

No una asociación sino algo inesperado, que llega desde fuera para adentrarse en lo más profundo de mí. Eso es la fe. Este es el increíble tesoro y al mismo tiempo la espada que atraviesa y cambia cada uno de los aspectos de mi vida.

Secundar este cambio es probablemente la “fatigosa conquista” que me espera, la “tenacidad del camino” que tengo por delante. Dice don Giussani que cada instante es una nueva creación. Eso significa pisar terrenos inexplorados, arriesgar lo imprevisible, lo incontrolable, condición necesaria para poder respirar libremente.
Maxi, Viena