La Jornada de apertura de curso en Kazajistán

Kazajistán. «Quiero ser como Giussani»

Católicos, ortodoxos, protestantes y musulmanes. Sesenta personas se dan cita en Almaty y Karaganda para escuchar el audio de la lección del fundador de CL de 1968. ¿Y la barrera lingüística? «Es que estaba hablando de mí, y estaba seguro de lo que decía»

He participado en la Jornada de apertura de curso en Kazajistán, que se celebró en Almaty y Karaganda en dos días distintos. Participaron casi 60 personas, entre ortodoxos, protestantes y también musulmanes. También había gente invitada que, como me contó Ljuba, nunca había participado en gestos del movimiento.

La propuesta aquí también ha sido la misma que en Milán, lo que me ha ayudado a entender algo muy sencillo: don Giussani y Carrón son personas que portan una propuesta cargada de significado por el hecho de estar. La fuerza de Giussani y el estupor que muestra Carrón bastaban para atraer la atención de esta gente que desde hacía tiempo o por primera vez les oían hablar. La atención y la conmoción de muchos de ellos muestran que la barrera del idioma es barrida por la fuerza de un acontecimiento que sucedía en la voz y en el tono de Giussani y en la cara llena de asombro y gratitud de Carrón.

Pregunté a dos personas que venían por primera vez si habían tenido dificultad para seguir el audio de don Giussani. La primera me respondió: «Ninguna, es más, ha habido un momento en que quería dejar de seguir la traducción pues ese tono de voz conquistaba mi atención y mi interés». Y la segunda: «Sin problema, es verdad que hay palabras que no he entendido pero sí he entendido una cosa: estaban hablando de mí y estaban seguros de lo que decían».

El gesto concluyó con la misa, en la que participaron casi todos. Esto también me ha parecido muy importante, pues señala que el origen de estos dos hombres es Uno que les ha conquistado y cambiado. Un amigo “de toda la vida” me dijo: «Yo quiero ser como Giussani y Carrón, es decir, deseo que lo que he encontrado llegue a ser verdaderamente mío y determine la manera en que vivo».
Enrico, Varese