La catedral romano-católica de San José en Bucarest

Rumania. “De repente” vuelve a suceder el inicio

La Jornada de apertura de curso, la Escuela de comunidad con Julián Carrón y las palabras del Papa para la Jornada de los pobres. En Bucarest, ha sido la ocasión de una nueva relación y de «una gracia desbordante...»

Querido Julián, vuelvo ahora de la conexión a la Escuela de comunidad desde Bucarest –que nosotros seguimos con dos días de retraso–, corriendo y con el deseo apremiante de escribirte y contarte lo que ha sido para mí la Jornada de apertura de curso, así como tu provocación respecto a la Jornada de los pobres. O mejor dicho, qué ha hecho nacer en mí y en la realidad rumana en la que vivo el mensaje del Papa Francisco y cómo la Jornada de apertura de curso ha supuesto una luz como método y como juicio.

El mensaje del Papa me sobresaltó nada más leerlo. Habla de la pobreza de un modo concretísimo, “sin retórica”, de los primeros cristianos, de cómo compartían, de la “vocación de la pobreza” y de estar junto al pobre, del Padre nuestro… Y luego en su exhortación final nos invita a todos (laicos consagrados, movimientos, asociaciones) para instaurar una “tradición”

Inmediatamente compartí este mensaje con mis amigos más cercanos y después con otros, con asociaciones y movimientos, para pensar juntos tal vez en algún gesto que pudiera convertirse en tradición también en Rumania (aquí no tenemos las tiendas de Avsi, ni siquiera el Banco de Solidaridad).

Cartel de la Jornada de los pobres del 19 de noviembre en Bucarest

Y han pasado dos cosas extraordinarias. La primera es que aparte de la ONG que dirijo (donde lo hemos comentado en una asamblea de socios) muchas otras asociaciones se han implicado: asociación Papa Juan XXIII, Acción Católica, Cáritas, Kolping, el movimiento de los carmelitas, las hermanas de la Madre Teresa, etcétera. Hasta donde yo sé, es la primera vez que se juntan tantas entidades en Rumania para una iniciativa concreta.

La segunda es lo que ha pasado en mí. En cierto momento empecé a sentirme un poco cansada porque por un lado la iniciativa estaba tomando unas dimensiones inesperadas, mientras que por otro empezaba a hacerse difícil de gestionar. Es decir, ante algo tan bello y grande empezó a insinuarse una cierta pretensión y queja. De modo que llegué a la Jornada de apertura de curso un poco cansada y preocupada.

En cambio, ¡qué sorpresa! ¡Al comienzo no fue así! Esa frase no deja de repetirse en mi cabeza. ¿Qué significa para mí? ¿Solo vale para el primer encuentro? ¿O ese comienzo se da siempre que sucede algo “de repente”? Entonces me pregunté qué era lo que me había impactado del mensaje del Papa, y me di cuenta de que ni siquiera lo recordaba muy bien… Es decir, el “hacer” estaba sustituyendo aquel ímpetu inicial. Así fue como decidí, sencillamente, no hacer algo espectacular sino seguir el método indicado. Retomé aquel texto, que ya había abandonado en cualquier cajón, y volví a leerlo. Volvió a sorprenderme, volvió a sacudirme. ¡Qué maravilla! Nada que ver con la queja que se había apoderado de mí. Cuánto te agradezco tu invitación a «hacer memoria».

Niños de la ONG rumana Fdp

Entonces fui, acompañada de tres personas de otras asociaciones, a ver al obispo de Bucarest, monseñor Ioan Robu, para presentarle la iniciativa que estaba naciendo. Fue un encuentro estupendo. Tres personas distintas, representando tres realidades distintas: nuestra ONG, Cáritas y la asociación Papa Juan XXIII. «¡Pero cuántos sois!», nos dijo al vernos y con una sonrisa. A medida que le íbamos contando, no tanto lo que queríamos hacer sino cómo nos había sorprendido el mensaje de Francisco, aumentaba su curiosidad. Al final incluso nos sugirió un par de correcciones para el cartel y nos aseguró que lo haría circular por todas las parroquias de la diócesis, para invitarnos después a participar todos juntos en la santa misa en la catedral antes de empezar el gesto.

La propuesta consiste en invitar a un pobre a comer o compartir un almuerzo con los pobres. O bien devolver el 1% del sueldo del mes de noviembre a una asociación benéfica. Todos participaremos en la misa de la catedral, luego comeremos juntos y por la tarde iremos a visitar a los niños del barrio más pobre de la ciudad, donde los voluntarios de la Juan XXIII y las hermanas de la Madre Teresa ya están presentes.

Te mando el cartel recién salido del horno (lo hemos corregido hoy mismo) con una iniciativa que esperamos que pueda convertirse en “tradición”.

Un abrazo

Simona, Bucarest (Rumania)

PD. Añado una cosa. El nuncio apostólico de Rumania también nos ha confirmado que participará en nuestra iniciativa del 19 de noviembre acompañándonos en el momento de los juegos con los niños. ¡Es el día de su cumpleaños! ¡Qué gracia tan desbordante!