"Traces" en el Meeting Point de Kampala (Uganda)

Kenia. “Traces” y el regalo de Apolo

Doscientas cincuenta copias de la revista quedaron destruidas por la lluvia en el trayecto de Nairobi a Uganda. La reimpresión iba a salir muy cara. «No os preocupéis, lo hago gratis», responde el impresor...

Todos los meses imprimimos en Kenia la revista Traces, la edición de Huellas en inglés, y nuestra edición sirve también para Uganda. Llevo haciéndolo más de dos años, y con el tiempo se ha convertido casi en una rutina. Recibo el pdf de Italia, lo reviso y lo mando a imprimir. Cuando la revista está lista, el impresor se ha ofrecido a llevar directamente en autobús las copias destinadas a Uganda. Todo va siempre sobre ruedas.

El pasado mes de agosto fui de vacaciones a Europa y recibí un mensaje del responsable de Traces en Uganda, donde me informaba de haber recibido las 250 copias, pero todas dañadas por la lluvia. No podía creerlo, pensaba que enviándolas en autobús eso no podía pasar, pero puesto que esos meses hubo lluvias muy fuertes toda la mercancía se había empapado.


Me puse en contacto con Apolo, el impresor, y le conté lo sucedido. Le pedí hacer una reimpresión de 250 copias para Uganda. Naturalmente, Uganda debía volver a pagar todo el importe pues la imprenta no era responsable del daño, lo cual suponía un grave problema pues el sobrecoste no era pequeño.

Apolo llamó a la compañía de autobuses al que había entregado las revistas, pero le dijeron que ellos no correrían con los gastos. Intenté negociar con Apolo para conseguir algún descuento en la reimpresión y me respondió con un mensaje donde me informaba de que lo haría todo gratis. Me quedé sobrecogida. Normalmente, nunca nada es gratis. Le pregunté por qué y él me dio a entender que detrás de la impresión había algo más. Y es que en estos años ha crecido una amistad entre nosotros, y de hecho él siempre se guarda algún ejemplar de la revista para él.

Su gesto volvió a despertar en mí las razones por las que imprimimos Traces y lo repartimos entre la gente, y Apolo lo había entendido mejor que yo. Su gesto cambió mi forma de compartir esta responsabilidad con la revista, exactamente en el momento en que estaba a punto de dimitir porque estaba sola y me parecía que era un trabajo añadido, un peso más, cuando en cambio es una gran oportunidad para conocerme mejor a mí misma y el origen de mi propio ser. Durante meses había buscado razones para seguir imprimiendo Traces y compartir esta tarea. Estaba amargada y cansado, pero una vez más Cristo fue capaz de sacudirme y mostrarme su respuesta a través de personas inesperadas.

Hoy, la gestión de Traces en Kenya corre a cargo de un nuevo equipo que se ocupa de todo el proceso. Es lo que llevaba tanto tiempo esperando, pero después de todo lo que ha pasado este verano no me veía en condiciones de dejar este equipo y renunciar a la amistad con Apolo. Una vez más vuelvo a estar felizmente atrapada por Cristo.

Vicky (Kenia)