«El voto y mi tarea»

La política y nuestro testimonio de misericordia en el mundo, en mi familia, con mis amigos.

Queridos amigos, sé que los resultados de las elecciones presidenciales han provocado emociones muy distintas en nuestras comunidades. Del shock y el disgusto al alivio y la alegría, con todo lo que hay entre esos extremos. Pero dejando a un lado el bando en que cada uno se haya situado -o no-, está claro que nos encontramos realmente inmersos en ese «cambio de época» del que habla el Papa Francisco.

La política redibuja el contexto en que vivimos y por eso tenemos la tarea de comprometernos. Nos ofrece un motivo para entrar en diálogo con los demás y es una manera de intentar proponer algún cambio en nuestra sociedad. Pero nuestra esperanza no puede ir ligada a la llegada al poder por parte de un grupo u otro a lo largo de la historia. Nuestra esperanza radica en el hecho de que cada uno de nosotros se ha convertido en parte de la historia de la salvación, que en último término tiene un nombre: misericordia.

Hace dos mil años, Palestina era una pequeña colonia dentro del vasto Imperio romano. A los ojos de los observadores de su tiempo, los resultados políticos del Imperio debían ser los hechos más importantes a los que prestar atención. La mayoría de la gente no tenía ni idea de que un hecho mucho más incidente, la aparición en Nazaret de un "predicador itinerante", estaba sucediendo en medio de ellos. Solo unos pocos se dieron cuenta, pero en cambio estaba empezando algo grandioso.

De este modo, durante la noche electoral empecé a desear vivir aún con más seriedad mi vocación: el testimonio de esta misericordia en el mundo, en mi familia, con mis amigos, entre mis alumnos y compañeros. Si estuviera solo, todo esto acabaría en un miserable fracaso, porque me conozco muy bien. Por eso espero que me podáis ayudar. Cristo nos ha alcanzado y nos ha hecho compañeros en este momento concreto de la historia, en este lugar preciso de la tierra, en este carisma único. Y tenemos a quien seguir, a don Giussani, a Carrón y al Papa Francisco. A nosotros solo nos toca ser creativos y seguirles mientras ellos nos guían.

Damian, San José (California)