Al crecer en una escuela no católica, con pocos amigos católicos, siempre me he sentido un poco alejada de mi fe. Iba a misa los domingos, y eso bastaba. Fue hace solo unos años, al conocer Gioventù Studentesca, cuando empecé a sentir que mi fe revivía, que tenía que ver con mi vida diaria. Aquí he conocido a gente que piensa como yo (...) y que está dispuesta a ayudarse mutuamente en el camino. En las próximas semanas (con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud) no veo la hora de conocer a más gente como ellos. Estoy entusiasmada por poder conocer a jóvenes católicos que sientan viva su fe incluso en esta sociedad nuestra, moderna y a veces turbulenta.

Anna SY, Londres