¿Quién soy yo para que cuides de mí en estas circunstancias?

Cuatro testimonios de los Ejercicios Espirituales de los universitarios de Comunión y Liberación, que Julián de la Morena predicó en Los Teques, a pocos kilómetros de Caracas

«¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él y el hijo del hombre para que lo cuides?». Con estas preguntas Julián de la Morena introducía los Ejercicios Espirituales del CLU realizados en Los Teques (a pocos kilómetros de la capital), entre el 14 y el 16 de febrero. Era impresionante ver a 21 universitarios que viven en un país que se está cayendo a pedazos, vivir estos Ejercicios con tanta seriedad y alegría. En su rostro se hacía evidente que “la alegría del Evangelio” no depende de una situación personal o social favorable, sino de reconocer la presencia de Otro que viene a dar sentido a nuestra vida. A continuación algunos testimonios que nos hacen entender qué ha ocurrido en el corazón de estos universitarios durante estos días.

¿Qué significa realmente seguir? Es Otro el que me despierta
Me quedo con tres frases de los Ejercicios. El padre Leonardo Marius dijo: “En ciertas situaciones la realidad te lanza a vivir con una potencia que con el tiempo se desvanece; pero luego es uno mismo el que siente la necesidad de revivir la misma frescura”.
Y Julián de La Morena: “Cuando encontramos algo bello, queremos que dure para siempre. Sentimos miedo de que la intensidad de aquel encuentro se diluya con el tiempo, porque por experiencia sabemos que las cosas pasan”.
En los días siguientes, escuché en una película esta tercera afirmación: “Todos queremos que las cosas permanezcan igual, aceptando vivir en la ficción porque le tenemos miedo al cambio, a que todo termine en ruinas. Pero las ruinas son el camino a la transformación”.
Esto es lo que estoy viviendo en este momento. Me he encontrado con cosas verdaderas en la vida, cosas que me he tomado con seriedad. Y luego me he dado cuenta de que es demasiado fácil reducir lo verdadero. Se reduce lo verdadero haciendo planes sobre eso. El hombre siente la necesidad de controlarlo todo, incluso lo que encuentra sin haberlo planeado. Porque aun sabiendo que estoy siendo hecha por otro y que todo me es dado, es fácil de pronto apoderarse de las cosas o aferrarme a ellas. Entonces empiezo a sentir cómo pierden intensidad y comienzo a forzar todo para devolverle esa potencia, hasta que no puedo más. Y la vida duele. Un profesor me vio conmovida hace unos días porque no me estaba yendo bien en su asignatura y me dijo: “Alégrate de que esto te esté afectando, porque significa que te importa. Cuando algo nos afecta, nos lleva a movernos”. Llorar no es entonces una debilidad, es la sinceridad del corazón que me despierta, implica tomar conciencia de que la vida me importa. Queremos ser realmente felices. La tristeza es aquello que revela que nuestra vida es una ficción, y eso nos cuestiona, nos pone en movimiento. La vida duele porque, después de encontrar algo hermoso, prevalece en mí la idea de cómo debe ser y de cómo debe mantenerse para siempre. Pero ahora entiendo que el miedo nace de la confusión acerca de aquello que me sostiene, porque me aferro a las cosas y no a lo que está detrás de ellas. Es decir, la belleza no es belleza por sí misma, la belleza es belleza porque me remite a algo más grande que ella.
Un amigo solía decirme que a veces somos como los perros que persiguen carros: que cuando al fin los alcanzan no saben qué hacer. Mi pregunta de estos días ha sido: ¿Qué significa realmente seguir? Porque seguir y perseguir no son lo mismo. Yo estaba persiguiendo.
Ninoska Correia (Caracas)

Ser cristiano es mirar con ojos nuevos
Novedad no es la palabra que usaría en mi caso. En lugar de novedad, esta vez diría que fue hermosa esta experiencia porque me reafirmó en el valor del camino cristiano que intento hacer. Observando a los compañeros y a Julián de la Morena, me daba cuenta de que Cristo rompe los esquemas, y nos rodea de cosas hermosas para que le reconozcamos. Desde las canciones que interpretamos hasta la seriedad de los testimonios, que no puedo dar por descontado. Al llegar a casa me desarmaba al ver que seguía necesitando un encuentro, un rostro concreto. Quien aguardaba en casa era mi madre, mi tía, mi prima y un amigo, quienes me hicieron miles de preguntas y terminé mostrándoles casi todas las canciones que escuchamos, porque me apasiona la música y canto en un coro sinfónico. No quisiera perder nunca esta apertura para mirar con ojos claros cada cosa y cada pieza, para cantar que Cristo me pone en el camino con los amigos y también con gente que no conozco pero que tienen ojos conmovidos como los míos.

Carlos Monsalve (Mérida)


La preferencia
Me doy cuenta de que solo siguiendo puedo encontrar una respuesta ante mi nada, pero está en nosotros esa decisión, si seguir o quedarnos paralizados. Me di cuenta en los Ejercicios de cómo Él cuida de mí y está pendiente de cada detalle. Cuando en las asambleas se comenzaba con un canto y previamente se ensayaba, todo tenía que salir hermoso, y es eso lo que nos hace despertar, eso que nos hace sentirnos hombres nuevos, es allí cuando nos damos cuenta de que Él nos sorprende; ahora no solo digo que Él me primerea sino que veo más allá de eso y siento que hay un sentido de preferencia de Él hacia mí, yo le pertenezco y todo lo que viene a mi vida viene de Él, pero la decisión es mía, si quedarme o avanzar.
José Soffia (El Tocuyo, Lara)

“La esperanza para este país es que exista aquí y ahora una comunidad cristiana alegre y viva”
Esta afirmación de Julián de la Morena durante los Ejercicios Espirituales fue lo que más me impactó. Viviendo en un país como Venezuela, en el cual durante la última semana hemos tenido noticias de estudiantes asesinados y de políticos opositores encarcelados, es imposible que esta frase no llegue a lo más profundo de tu corazón. Después de estos Ejercicios empiezo a reconocer que cada vez que voy a la Caritativa o hacemos Escuela de comunidad e invitamos a alguien nuevo, cada vez que digo “sí” a lo que Cristo me propone, estoy ayudando a construir esta comunidad cristiana y por lo tanto estoy ayudando a construir un país, no porque esté llevando a cabo grandes iniciativas y grandes cambios políticos, sino porque es mi corazón el que está siendo cambiado. Ahora mismo lo que prevalece en mí es un deseo grandísimo de ir más a fondo en lo que significa pertenecer a esta comunidad cristiana viva y alegre, pues intuyo que mi salvación sobre todo está ahí. Además, reconozco que una comunidad alegre y viva no se construye con grandes proyectos ni grandes planes, sino aceptando la voluntad de Cristo todos los días, dejando entrar su iniciativa todos los días y dejando que sea Él quien nos sorprenda, genere, primeree. El panorama para el futuro de mi país es bastante sombrío, pero yo no tengo miedo, todo lo contrario. Me siento muy afortunado por vivir en una realidad cristiana como esta, pues en mi corazón tengo la certeza de que estoy participando en un lugar que me genera y me permite tener una mirada positiva en el ambiente donde vivo, la universidad y el coro sinfónico.

Ernesto Solano (Mérida)