«Miriam, ¿quién es toda tu justicia?»

Miriam verifica si incluso el castigo tiene que ver con Él

Miriam ha sido castigada por mal comportamiento y debe asistir al despacho del jefe de estudios durante el recreo. «¿Qué has hecho?», le pregunto aunque ya me conozco la respuesta: «Ha sido por la face, de verdad, fue otro compañero, el “Cara cabra”, que vino y me dio un beso sin pedirme permiso y yo lo rechacé, pero la profesora me echó de clase a mí». «Bueno, es posible, pero teniendo en cuenta tu historial “delictivo”, no me extraña que la profesora pensara que fuiste tú la culpable» aclaré yo. «Pero yo no pienso ir al castigo, es injusto y no voy a pagar yo por otro», dice Miriam rebelándose.
«Pero Miriam, ya has cerrado el problema antes de mirarlo siquiera», le digo. «Pero ¿qué problema?, — responde ella — una injusticia y punto. La razón la llevo yo, no tengo ninguna culpa». Yo vuelvo a la carga: «Lo que sucedió debe tener un significado, ¿no?, porque hay Uno que hace toda la realidad. El castigo tiene que ver con Él. A través de toda injusticia Él te busca, como si te dijera: “Miriam, ¿quién es toda tu justicia?”».
Se va poniendo muy seria, la conversación no le agrada, le revuelve un poco: «Vamos a ver, yo quiero a Jesús, pero no para estar con Dani, que es Dani» [Dani es el jefe de estudios]. Yo sigo perturbando su falsa certeza: «Es el jefe de estudios que te regala Él», y Miriam más fastidiada: «¡Ese regalo se lo puede quedar, ya me ha dado muchos!». «La única perjudicada aquí serás tú misma porque no estarás de un modo verdadero ante la realidad. Tienes que decidir, no entre ir al castigo o escaparte, sino si aceptas su Amor y lo que Él te da en esta circunstancia para que aprendas a vivir amándole y que tu vida se haga mejor, más apacible, una vida más buena y alegre. Decide».
Miriam explota: «Vale, entendí todo, voy al castigo, me quedo con Dani y con el “Cara cabra” y con las criaturas mitológicas que me odian porque supuestamente yo fui la culpable». Tras la explosión hay una pausa de silencio y una decisión: «Bueno… no. Mañana cumplo el castigo. Pero por Él».

Andrés Bello