Una correspondencia que no tiene vuelta atrás

La contemporaneidad de Cristo pasa por una relación preciosa que nace entre alumno y profesor con el cual desea quedar fuera de clase todas las veces que pueda

Estamos trabajando Los Orígenes de la pretensión cristiana y vimos una película sobre Teresa de Calcuta. «Se trata de comprender la contemporaneidad del hecho de Cristo en medio de nosotros. Lo que ha sucedido en el origen sigue aconteciendo de diversos modos hoy. El mismo hecho». Uno de los alumnos de bachillerato afirma: «Eso no es posible».
Noemí está repitiendo curso y a veces parece que no se entera de mucho, pero en realidad no pierde nada de lo que sucede en clase. «Eso tendrá que ver con lo que le sucedió a la Madre Teresa — afirma Noemí —. ¿Cómo explicar que alumnas suyas empezaran a irse con ella en las zonas de miseria de Calcuta haciendo su misma entrega para siempre? ¿Por qué?». Me dirijo a la clase: «¿Os dais cuenta de que no se puede explicar con los factores habituales que también utiliza la mayoría de la prensa para explicar la elección del nuevo Papa, la usura, la lujuria y el poder?».
Noemí, de nuevo: «Por un atractivo que encontraban en ella». «Ese atractivo — sigo yo — nace de la correspondencia con aquello que la persona sigue, con Aquel a quien mira esa persona, que me alcanza aquí y ahora». Martín, aquel mismo que me vino a ver para decirme que se sentía pobre pero que no quería ser pobre, tiene cara de fastidio, como si le molestase lo que está escuchando. Desde aquella conversación de hace meses Martín se ha atrincherado en una posición defensiva, como quien tiene pánico a sentirse vencido: «Eso es una tontería. Al final todo se mueve por lo mismo, usura, lujuria y poder». «¿Estás seguro, Martín?», le digo. Silencio.
«¿Y entonces como explicarías que un alumno de este instituto esté siempre buscando a su profesor, que puede ser su padre, con el que no tiene ningún punto común de gustos o aficiones, le envíe constantemente mensajes por el móvil, o que intente verlo fuera de clase en cuanto le es posible?». Todos saben que me refiero a Martín y a mí, por eso suena una carcajada general. Pero Martín no se ríe y permanece callado. ¿Seguirá detrás del muro de su defensa? La libertad es un misterio. Pero toda la clase sabe que Martín ya ha percibido una correspondencia que no tiene vuelta atrás. Pienso que él también lo sabe.

Andrés Bello