¿Ves cómo estás bien hecha?

El Año de la fe con los alumnos

Miriam sigue dentro de la relación aunque está en otro instituto. Ahora ya no la expulsan de clase y los profesores piensan que es una estrategia temporal suya para volver a las andadas. Todos los días me envía el mismo mensaje después de las clases: «A Miriam hoy no la han expulsado de clase». Una profesora suya se ve desbordada por el comportamiento de los alumnos hasta el punto de echarse a llorar. Miriam ahora con la herida abierta es vulnerable y ya no puede actuar como antes, así que se levanta y ordena a todos sus compañeros que se callen y se sienten. Le obedecen y la clase permanece en silencio hasta el final. Al terminar la clase la profesora le da las gracias y le pide perdón por haberse dejado llevar por el prejuicio contra ella.

«¿Por qué lo has hecho? Antes nunca se te hubiera ocurrido», le pregunto. «No podía ver a la profesora llorando». «¿Ves cómo estás bien hecha? Un encuentro ha despertado todo lo humano que hay en ti y ahora fácilmente lo reconoces incluso en tu profesora». «Eso está muy bien, pero resulta que los recuerdos del pasado, de mi madre, que estaban tapados, ahora me vuelven a molestar y ¿qué haces ahora con tu humanidad?». «Tu nostalgia es la ausencia de uno que te busca porque tú estás hecha para Él; tu tristeza no es inútil, pero nadie puede llenar ese hueco que es sólo de Él». Miriam casi se enfada: «¡Pues que se lleve mi humanidad, no la quiero, los recuerdos y las cosas me vuelven a doler! Mis hermanos me llevan a la feria porque piensan que si me distraigo se soluciona el problema. Pero no, echo de menos a mis otros hermanos, echo de menos incluso a mi madre y nunca pensé que iba a decir esto». «Echas de menos todo, Miriam, porque todo te habla de Él».

Días después le pregunto cómo va: «Mientras no pienso en ello todo va bien, escucho música sin ver a nadie. Pero el caso es que ya no me quedo tranquila; o Él me llama como nunca, o no me había llamado nunca, o yo no le escuchaba… ¡Ya pasará!». «Pues entra en diálogo con Él», le propongo yo. «No sé cómo se habla con Él, porque como no contesta…». «Miriam, Él responde de un modo infinitamente mejor, haciendo para ti la realidad que ves cada día; te responde con su presencia a través de la realidad». «¿En serio?». «Haz la experiencia».

Andrés Bello