No querría estar en otro sitio

Peregrinación a Czestochowa: aprender a pedir y a esperar.

Este verano he tenido la grandísima oportunidad de ir a Czestochowa, y sin duda he aprendido un montón de cosas, que voy a intentar explicaros en esta carta.
La cosa más importante que he aprendido en esta peregrinación es que la vida está para darla. Estaba todo pensado, todo organizado para nosotros. Me he sentido cuidada en todo momento, desde el minuto 1 en que puse el pie en Barcelona hasta que volví a Madrid. Cuidada por personas que casi no me conocían. Yo quiero vivir así, quiero dar mi tiempo así. Como dice Carrón: “No es que servir al mundo signifique perdernos a nosotros mismos, sino que el servicio al mundo es ganarnos a nosotros mismos, coincide con nuestra realización”, y es que es así, todo se me ha dado gratis en todo momento.
El objetivo principal de esta peregrinación es caminar hasta el Santuario de la Virgen para darle gracias por el curso que hemos terminado y pedir por nuestra vocación. Viendo a mis compañeros he aprendido a pedir. También he aprendido a esperar, porque muchas veces me pasa que me desespero porque quiero que las cosas pasen cuando yo quiero y como yo quiero, y me he dado cuenta de que tengo muchas razones para confiar, porque estoy en las mejores manos en las que podría estar. Pido saber leer los signos y aceptarlos.
Donde quiero estar es aquí, con estos amigos, porque sin ellos no podría haber rezado todos los días laudes, el rosario, oír misa, madrugar, levantarme a las cinco para ver cómo descubrían a la Virgen, no podría haber superado las dificultades que iban surgiendo en el camino. Me sorprendí a mí misma en un momento en el camino que estábamos cantando por la carretera todos juntos y le dije a mi amiga Elena: “¿Sabes?, ahora mismo no querría estar en otro sitio”.
Pero lo mejor de todo es que esta amistad no se acaba aquí, esto es sólo un paso más en el camino. Así que ahora me toca trabajar en todo lo que he aprendido, y probablemente necesitaré que me recordéis estas cosas, porque ya he comprobado que sola me pierdo, pero que con vosotros puedo ir hasta el fin del mundo.

María Gutiérrez