Cuando el miedo deja de existir

Estos días que acaban de pasar han sido bastante duros, pues he descubierto la realidad y la cotidianidad en la que viven mis compañeros de universidad. Ha sucedido algo muy desagradable con un grupo de amigos de la universidad a causa de chismes y habladurías de terceras personas; hasta llegar al punto de que una de mis compañeras me dijo: “Puedes estar rodeada de muchas personas pero jamás has sabido qué es tener amigos”. Me entristeció mucho que esa persona dijera eso de mí después de tres años de amistad y universidad juntas. Esa noche Aleja me envió un mensaje en el que me proponía ir un día antes de lo previsto al fin de semana de estudio con otros universitarios del movimiento. Fue algo muy bello porque en el fondo yo ya sabía que mis verdaderos amigos no son estos compañeros de universidad, sino ustedes, a pesar de no verlos desde las vacaciones de Alcalá.
Y fue algo muy bello porque ha sido la ocasión de demostrarme que sí tengo amigos, que sí conozco el valor de una verdadera amistad, aunque tenía mucho miedo de llegar el sábado a Bogotá y a punto estuve de echarme atrás. Dice don Giussani: “Eliminar el miedo como puedas. Si no lo consigues, sigue de todos modos la mano. Seguir la mano con miedo tiene el mismo efecto que seguirla sin miedo; lo esencial de la cuestión es seguir la mano. Mientras Le sigues di: escucha, haz que tenga menos miedo, haz que tenga menos miedo, haz que tenga menos miedo. Cuando lo digas 15 veces descubrirás que ya no tienes miedo. ¿Miedo de Qué? De la nada; pero la nada no es nada: es mentira”. Es totalmente cierto.
Como dijo Cleuza cuando vino a Villavicencio, todo lo que ha acontecido ha marcado mi corazón, son cosas tan buenas y que te marcan tanto que recuerdas la fecha y la hora en que sucedieron. Con los juegos, con los cantos, con la asamblea, con el testimonio de Alessandro y su vida como universitario; pero sobre todo los cantos, especialmente el último que cantó Chiara (MILAGRE) porque sencillamente eso es lo que me ha pasado a mí. El miedo que tenía aquel sábado dejó de existir, y cuando llegó el carro a recogerme y me tocó despedirme deprisa, ya ni siquiera quería regresar. Pero habrá otras oportunidades; es lo único que me convence. Experiencias como la de este fin de semana me permiten decir que será un buen inicio de semestre y de año. Gracias. gracias por todo.

Camila Leyton (Del Llano)