Aprender la caridad 5

Trabajar en EncuentroMadrid por la gloria de este Tú

Lo que más me ha revolucionado, en el sentido de que ha supuesto un cambio de mentalidad, ¡que siempre es lo que más me satisface! es entender que la Caridad es lo que explica a Dios, es la sustancia del Misterio, es el “ser” propio de Dios. Por tanto, cualquier gesto de caridad nos remite irremisiblemente a Él, es un reflejo de su Presencia. En este sentido trabajar para EncuentroMadrid me ha cambiado y me acompaña de forma muy especial. El viernes en que empezaba el em* estuve toda la mañana trabajando, y me encontré con personas adultas, que tienen todos sus trabajos, sus responsabilidades, sus familias... trabajando a destajo con gran seriedad y con gran disponibilidad y que venían haciéndolo desde hacía varios meses. El impacto fue tan grande, que hubo un momento en que me dieron ganas de ponerme de rodillas por ver en acto esta Caridad, que inmediatamente me hizo decir eres “Tú Señor”. Iba con la preocupación de no poder asistir a los actos por la tarea que me habían encomendado y sin embargo cuando terminé el trabajo del viernes por la mañana, pensé podría terminar ahora el em* no necesito asistir a ningún acto, verdaderamente lo he visto ya todo: «Ahora Señor según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse en paz».
Volví a leer lo que don Giussani dice sobre el ofrecimiento en ¿Se puede vivir así?: «¿Qué significa te ofrezco esta hora? Que lo que hago consiste en Ti, que consiste en Otro. Todo está hecho de Otro, consiste en un Tú, y el fin último de todo es la gloria de este Tú. Su gloria es que este Tú se manifieste en la forma misma de mi acción, porque gloria significa reflejo de su rostro en un particular. ¡Las estrellas existen para revelar el rostro de Cristo! ¡Para revelar el rostro de Cristo existen!» (p. 268). Yo también puedo decir el em* existe para revelar tu rostro Señor: sus bellísimos rostros, cansados, agotados, pero radiantes, existen únicamente para revelar tu rostro y yo lo he podido ver y los llevo desde entonces en mi corazón.

Carmen