Un ateo y un cura sobre el Papa
Los chicos de Comunión y Liberación suelen darnos algunas gratas y “descolocantes” sorpresas. De entre las publicaciones del mundillo cultural de hoy hay una que destaca, Jot Down, un producto que nació de forma cooperativa, sin redacción, sin más medios que las ganas de decir algo de sus promotores.
Y que ahora se puede comprar como suplemento adherido al diario “El País”, además de visitar en su página web. Una página que por su diseño, la extensión de sus textos, su color, rompe con todas las convenciones de ese universo.
No hacía muchos días había buceado por un texto publicado ahí, “Carrére, Dios, Houellebecq”, que me pareció paradigmático de la situación cultural de nuestro tiempos sobre el tema de las existencia de Dios, la percepción del papel de las religiones, et alii. Un cacao bien movido.
Cuando a la vuelta de la esquina cuelgan una entrevista de Ángel L. Fernández Recuero a Julián Carrón, presidente de Comunión y Liberación. Una entrevista en la que, nada más empezar, para aclarar malentendidos, el entrevistador se confiesa “ateo recalcitrante”.
Pues hete aquí que me parece uno de los diálogos periodísticos más interesantes de las últimas fechas, en el que Carrón, que representa un estilo sacerdotal moderno, desafiante, casi literario, no tiene ningún empacho en llamar a las cosas por su nombre. Bueno, esa siempre fue esa una característica suya como bien saben sus alumnos de San Dámaso.
¿Por qué a Carrón y no a un eclesiástico español –sin especificar-? No lo sé. Lo dejo ahí. No sigo por aquí.
De hecho, se podría decir que los autores a los que más cita, junto con Luigi Giussani, son Benedicto XI y el Papa Francisco. Bueno, y a Zygmunt Bauman.
Sobre el Papa, casi al final ya de la larga y agotadora entrevista, es preguntado por las resistencia internas, incluso dentro de Comunión y Liberación, a la “propuestas que son un poco avanzadas” del Papa.
Y ésta es la contestación desde una perspectiva, sin duda, original: “El papa ha significado y significa un revulsivo. En una realidad de las dimensiones de la nuestra, no todos han reaccionado con la misma inmediatez, como lo vemos en la vida de la Iglesia. Nosotros no somos distintos. Todo depende un poco, en mi opinión, de lo que decíamos al principio: si entendemos cuál es la naturaleza del desafío. Al papa Francisco solo se le puede entender si se entiende cuál es la naturaleza del reto ante el que estamos. Si no entendemos este desafío, pensamos que es una cuestión de acento, de que el papa es latinoamericano, y nos quedamos en lo superficial”.