Terremoto en el sudeste asiático
Queridos amigos, la enorme tragedia que ha golpeado Extremo Oriente, causando decenas de miles de muertos y heridos, nos obliga a dar razón de nuestra esperanza, de tal modo que podamos sostener la esperanza de los hombres que no saben darse explicación del misterio del mal en el mundo, y que, por ello, viven con desesperación o con una distracción obtusa.
Las palabras de Don Giussani en el Telediario de la RAI 2 de la vigilia del día de Navidad nos indican la única posibilidad por la cual el mal no triunfa: “La creación antigua se opone a la nueva… En el recuerdo y la memoria de ese Hecho, el testimonio del Hijo de Dios emerge cada vez más fuerte y la impotencia del mal se convierte en la figura dominante de la historia entera”.
De este modo, todo el dolor de estos días no es un sinsentido, sino la participación en la Cruz de Cristo para la redención del mundo, porque nos permite a cada uno de nosotros volvernos más conscientes del límite inexorable que existe en nosotros y en todas las cosas, y hace que sea más apasionado nuestro amor por los demás hombres.
Os invitamos a todos a hacer gestos de oración y a apoyar, a través de CESAL, la iniciativa de AVSI en el Sudeste asiático, llevada a cabo en colaboración con la Santa Sede y con los nuncios de los países azotados por el terremoto.