La muerte de Giussani y el caso de CL
Su fe se inserta en el corazón del misterio de la caridad cristiana, que en la comprensión de la fragilidad y la debilidad humana va más allá que la misma tolerancia laica. Hombre de grandes pasiones y de infinita curiosidad, Giussani repitió siempre que el principio educativo debe tener en cuenta “la realidad entera”, todos los factores de la realidad. Lo cual hizo de él un hombre al que le interesaba todo, pero, de manera especial, al que le apremiaba el respeto y la atención a cualquier experiencia humana. A un joven comunista, hijo de familia numerosa católica, le regaló El Capital de Carlos Marx, con una dedicatoria muy significativa: «Si quieres vivir esta experiencia, vívela verdaderamente, hasta el fondo». La paradoja extrema es que con esta vida asimilada al misterio de la caridad cristiana algunos le tacharon de fundamentalista. Es una de las calumnias más blasfemas de la cultura italiana de izquierdas, que reina en los periódicos y en las editoriales. (…) Jóvenes y menos jóvenes se aproximan al cristianismo gracias a don Giussani. Laicos que siempre se han opuesto a la Iglesia van a dialogar al Meeting de Rímini. Los jóvenes de Comunión y Liberación no sólo consolidan y extienden su movimiento en más de 70 países del mundo, sino que construyen obras en Brasil, África y Asia. Hoy en día estudiantes de todas las universidades del mundo escriben su tesis sobre El sentido religioso de don Giussani y sobre el resto de sus obras. El hijo del anarco-socialista de Desio, el joven profesor de religión del Berchet, el fundador de Comunión y Liberación es actualmente una referencia para cristianos de todo el mundo y para todos los laicos que no estén sordos u obtusos ante el misterio de la vida y del universo. Defendió a Cristo y a su Iglesia con una fe y una pasión humana que provocan admiración. Como viejos laicos, nos atrevemos a decir: quizá sea bueno que nunca le hayan elevado a la púrpura cardenalicia.