Fallece Albacete, el sacerdote científico y amigo de los Papas que explicó el Evangelio a Fidel Castro
A mediados de los años setenta, un joven sacerdote puertorriqueño que trabajaba en la arquidiócesis de Washington recibió un encargo aparentemente secundario: «Estará aquí, en la ciudad, un obispo polaco, llévalo a pasear». «Pero, ¿qué tengo que hacer?», preguntó. «Lo que quieras, no tiene compromisos oficiales».
El joven sacerdote, un poco a regañadientes, se convirtió en el chofer del obispo polaco. En poco tiempo descubrieron muchísimos intereses en común, como la dramaturgia. Y así nació una gran amistad que habría continuado cuando, pocos años más tarde, el amigo polaco se convirtió en Juan Pablo II.
Mientras tanto, el joven sacerdote, Lorenzo Albacete, fue nombrado monseñor y, sobre todo, se convirtió en una de las figuras más autorizadas e insólitas del catolicismo estadounidense. En uno de sus viajes romanos fue recibido como un amigo de dos Papas: Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Monseñor Albacete falleció ayer por la noche en Nueva York, a los 73 años, dejando a la espalda una enorme antología de testimonios, discursos e intervenciones como editorialista de la “New York Times Magazine”, con varias apariciones en las redes televisivas estadounidenses y con un libro para explicar a Dios de forma poco usual (“God at the Ritz”).
La amistad con Wojtyla fue una de las tres amistades que habrían marcado su vida. Las otras dos fueron las que sostuvo con Séan Patrick O’Malley, actual cardenal de Boston, y con don Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, movimiento del cual Albacete habría siendo punto de referencia en los Estados Unidos.
La forma sencilla y clara con la que Albacete “explicaba” a Jesucristo atraía tanto a las personas normales (sobre todo a las que dudaban o a las agnósticas) como a los grandes personajes que conoció. En 1998, por ejemplo, se encontraba en La Habana en ocasión del histórico viaje de Juan Pablo II y, cuando el Papa se despidió de Cuba, Albacete se quedó hablando sobre lo que había sucedido directamente con Fidel Castro. Al líder máximo, que le hacía preguntas sobre la evangelización en el mundo, Albacete explicó las raíces del “sentido religioso” (ateniéndose al homónimo libro de don Giussani), la importancia de la figura humana de Jesucristo y el hecho de que había sido por ello que el Papa «repitió en Cuba que el compromiso y la defensa de lo humano es esencial para la evangelización». Castro quedó impresionado y preguntándose por qué los religiosos que había frecuentado cuando era joven nunca le habían presentado la cuestión en aquellos términos.
Albacete tenía una formación científica y descubrió la fe interrogándose sobre el misterio de la vida mientras trabajada en un laboratorio. En su libro “God at the Ritz” y en sus apariciones en el “Charlie Rose Show” y otros programas televisivos, se ve claramente que era justamente el enfoque científico sobre el “problema” de la fe lo que lo caracterizaba. No es casualidad que el gran ateo Christopher Hitchens hubiera elegido a Albacete en 2008 para un duelo televisivo sobre la fe que fue visto por muchísimas personas y promovido por la fundación Templeton.
Una de las últimas iniciativas que llevan la huella de Albacete fue el nacimiento de una red de centros culturales católicos, Crossroads, cuyo comité científico presidía y que ahora siguen desarrollando su obra y su enfoque en diferentes ciudades de los Estados Unidos.