Entrevista a Julián Carrón
Como cada año, Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, ha visitado el Meeting. Asistió al encuentro dedicado al lema de esta XXIV edición, “Una emergencia: el hombre”, a cargo de John Waters. Antes de marcharse, concedió una entrevista al telediario del Meeting.
El Meeting es una ocasión de descubrimiento. Aquí tienen lugar muchos encuentros, acontecimientos políticos y culturales, pero el Meeting también puede ser la ocasión para responder a la pregunta que usted nos lanzó al principio del verano: ¿cómo se puede vivir?
Es lo que yo espero. Porque todo para nosotros es una ocasión de encontrar una respuesta a aquello que más urge en la vida. Espero que cada uno de los que participan de un modo u otro en el Meeting pueda comenzar a encontrar alguna pista para responder a esa pregunta. A veces gracias a un encuentro que tienes, un testimonio que escuchas, una exposición que ves, puedes encontrar ciertas pistas de esa urgencia que tenemos del vivir, sin la cual no existe verdaderamente un significado en esta vida.
Hoy el poder parece no dejar espacio ni para la iniciativa ni para las obras, y entonces, ¿qué significa volver a empezar a partir del hombre?
El poder no tiene ninguna potencia sobre nosotros si existe un yo capaz de vivir con una autoconciencia tal que no esté determinado por el poder mismo. Debemos dejar de tomarla con el poder, en cierto sentido, porque esto sólo muestra nuestra fragilidad, y la fragilidad de nuestro yo. Si llegamos a creer en la autoconciencia de lo que somos, ningún poder de este mundo nos podrá detener.
En su mensaje al Meeting, el Papa nos ha exhortado a ir al mundo permaneciendo fieles a Cristo. ¿Hay experiencias a las que mirar para aprender esto?
Eso es lo que debemos descubrir también aquí. Porque aquí hay muchísimas experiencias que se exponen, en los testimonios, en las exposiciones, en las obras, en una gran cantidad de realidades, que documentan una experiencia. A cada uno de nosotros nos toca estar atentos para descubrir los rayos de verdad de estas experiencias, para poder valorar y seguir lo bello, justo y atractivo que encontramos en el camino. Luego habrá realidades donde esto se documente de un modo más patente y mediante las cuales el Misterio nos llama con más fuerza, nos invita más claramente a seguirlo. Este es un desafío al corazón de cada uno, porque el corazón tiene la capacidad de reconocer lo que es verdadero, lo que es bello, lo que es justo, para poderlo seguir. Es un problema de educación en la atención, más que un esfuerzo moralista titánico por parte del hombre. Es sencillamente como sucedió al principio: Juan y Andrés tenían la capacidad de reconocer al único que valía la pena seguir. Lo descubrieron, no necesitaron un entrenamiento particular, sencillamente lo encontraron y lo siguieron. El problema es si estamos dispuestos a esto y lo seguimos. Fácil.