Con motivo de las ordenaciones del 25 de junio en Roma

Julián Carrón

A los queridos
don Giuseppe Cassina, don Alessio Cottafava, don David Crespo, don Tommaso De Carlini, don Giovanni Fasani, don Cristiano Ludovici, don Stefano Motta, don John Roderick, don Stefano Tenti, don Davide Tonini y Marco Vignolo y Mattia Zuliani

Queridos amigos,
en este momento en el que, por la imposición de las manos del querido monseñor Massimo Camisasca, recibís la gracia de la ordenación sacerdotal y diaconal que os conforma para siempre a Cristo Señor, me uno a vosotros junto con todo el movimiento de Comunión y Liberación expresando mi alegría y mi gratitud por el don de vuestra vocación. Junto a vosotros, doy las gracias a vuestros padres y a los amigos que os han sostenido y acompañado hasta aquí, a vuestros formadores en el seminario, a vuestros superiores, que os han guiado paternalmente hasta este paso, de forma especial al querido don Paolo Sottopietra.

Pido para cada uno de vosotros la gracia que el papa Francisco ha invocado para cada sacerdote en la celebración jubilar del 2 de junio en este Año Santo de la Misericordia, que es la de «llegar a ser sacerdotes cada vez más capaces de recibir y de dar misericordia».

La misericordia, nos ha recordado también el papa Francisco, «no tiene una mirada fragmentada, sino que sabe ver la totalidad e intuye lo que es más necesario». Que de igual modo, vuestra entrega definitiva y total a Cristo se renueve cada día en la pasión por su gloria humana en la historia del mundo y en la vida de nuestros hermanos los hombres, a los que sois enviados por todo el mundo. Vosotros lleváis a los hombres, y les hacéis revivir en una verdadera fraternidad, la belleza y la humanidad del carisma de don Giussani, que nos ha fascinado y aferrado a cada uno de nosotros en la realidad histórica del movimiento, al servicio de toda la Iglesia.

Fraternalmente,
Julián Carrón

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