CL: el domingo 21 de noviembre recemos por los cristianos de Iraq
Comunión y Liberación se adhiere al llamamiento de los Obispos italianos para rezar, el próximo domingo 21 de noviembre, por los cristianos de Iraq, «que sufren la prueba tremenda del testimonio cruento de la fe» (Comunicado conclusivo de la Asamblea CEI, 11 de noviembre de 2010).
El movimiento invita a todos sus miembros a participar en las misas dominicales, ofreciéndolas según las intenciones de Benedicto XVI, que el día siguiente al gravísimo atentado en la catedral siro-católica de Bagdad, que causó decenas de muertos y heridos, dijo: «Rezo por las víctimas de esta absurda violencia, tanto más feroz porque ha golpeado a personas inermes, reunidas en la casa de Dios, que es casa de amor y reconciliación. Expreso, además, mi afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, que ha sido golpeada de nuevo, y aliento a todos los pastores y fieles a ser fuertes y firmes en la esperanza. Por último, ante los crueles episodios de violencia que siguen desgarrando a las poblaciones de Oriente Medio, quiero renovar mi apremiante llamamiento a la paz: la paz es don de Dios, pero también es el resultado de los esfuerzos de los hombres de buena voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales. Que todos unan sus fuerzas para que termine toda violencia» (Angelus, 1 de noviembre de 2010).
Dirigiéndose a todos los miembros de Comunión y Liberación, don Julián Carrón ha dicho que «participar en las misas dominicales según las intenciones del Papa y los Obispos es un gesto de comunión real y de caridad, para que sintamos como amigos nuestros a los cristianos de Iraq, aunque no los conozcamos directamente».
Así escribe don Giussani: «Si el sacrificio consiste en aceptar las circunstancias de la vida, tal como vienen, porque nos hacen corresponsables, partícipes de la muerte de Cristo, el sacrificio se convierte en la clave de la vida entera [...], y también en la clave para comprender toda la historia del hombre. Toda la historia depende de aquel hombre que murió en la cruz, y yo puedo influir en la historia de los hombres –puedo influir en la gente que vive ahora mismo en Japón, en la gente que está en el mar ahora mismo en peligro; puedo intervenir para aliviar el dolor de las mujeres que están perdiendo a sus hijos ahora mismo, en este preciso instante–, si acepto el sacrificio que en este momento se me pide» (L. Giussani, ¿Se puede vivir así?, Encuentro, p. 279).
Por este motivo, ha añadido Carrón, «si un gesto de oración puede influir en el cambio de la gente en Japón, puede cambiar algo también en Iraq. Que el sacrificio que ofrecemos por los cristianos iraquíes y la misa del próximo domingo sean un gesto con el que imploramos de Dios su protección sobre ellos».