Biffi: esa “fuerza que nos cautiva” que llamamos carisma. Entrevista al cardinale Giacomo Biffi
«Cómo cautivaba Giussani a la multitud de jóvenes y adultos de toda extracción social, cultura y latitud, es un misterio. En el lenguaje sobrenatural hablamos de carisma, o bien, de un don que él recibió en provecho de los demás. Por la larga amistad que nos unía, el que nos haya dejado produce en mí pena y añoranza». Así recuerda el cardenal Giacomo Biffi, arzobispo emérito de Bolonia, la figura del fundador de Comunión y Liberación. (…)
¿De qué manera el ambiente del seminario de Venegono contribuyó a que emergiera la personalidad de Giussani y su vocación particular?
El seminario, que el cardenal Schuster había creado según el modelo de las antiguas abadías, tenía una autonomía muy vital, con una atención extrema a la liturgia y a la seriedad en los estudios, además de una aproximación muy libre a la ciencia teológica. El contexto era favorable para que todos nosotros advirtiéramos el gozo y el entusiasmo por la belleza de Cristo que todo lo abarca y por una realidad eclesial percibida como la síntesis y el aprecio por todo lo que en el hombre hay de positividad auténtica. Era esta una característica de Venegono que luego ocuparía un espacio importante en la propuesta de Giussani. (…)
En ese contexto ¿qué emergió como característico y propio de Giussani?
Esta experiencia de luz y de vida de la que todos gozábamos, en Giussani se vio inmediatamente acompañada por la voluntad de hacer que los demás participaran de ese tesoro que habíamos recibido nosotros. Don Giussani no podía soportar que hubiera gente que no llegara a disfrutar de esa misma alegría. Esta actitud interior le empujó primero a promover grupos dentro del seminario y más tarde a dejar la cátedra de Teología, en la que yo le sucedí, para dedicarse a los estudiantes del Berchet. Más que la enseñanza como tal le interesaba la transmisión de la verdad. (…)
La educación ha sido un tema constante en toda su acción. ¿Por qué?
En aquel entonces la cultura dominante identificaba la relación de los adultos con los jóvenes tan solo con la pregunta “¿qué queréis?”; Giussani, en cambio, les preguntaba “¿quiénes sois?”. Procuraba hacerles descubrir la verdad de su ser, de manera que de ella pudiera nacer una elección para la vida. Por eso Giussani tuvo la preocupación constante de educar. Es más: nunca dejó de educar.