Atentados de Londres: nota de Comunión y Liberación
Tras Madrid, Londres. La gran paz de la posguerra en Europa ha terminado. El factor que siembra la guerra es la violencia radical de quienes no aceptan la realidad y la consideran equivocada porque no se ajusta a su pensamiento, medida de lo que merece o no merece la pena que exista.
La masacre de Londres documenta que el radicalismo islámico surge trágicamente de una posición nihilista que también en Europa se quiere establecer como la medida del pensamiento y de la acción. Los terroristas demuestran que son discípulos coherentes.
En esta situación de barbarie antihumana, como la ha denominado Benedicto XVI, seguimos al Papa “con la certeza de que la caridad es ante todo comunicación de la verdad”. Y la verdad es testimoniada en ámbitos de experiencia humana en los que se ama la vida con su infinito valor y en todas sus expresiones más de lo que los terroristas “aman la muerte”. En este sentido, incluso el más pequeño de los intentos no es inútil, porque afirma la inexorable positividad de la realidad contra la cual la nada no puede triunfar.