7 palabras
Después de siete años, estamos en condiciones de ver los ejes centrales en torno a los que ha girado el pontificado de Benedicto XVI, un pontificado de ideas. He aquí en siete puntos las ideas clave de su ministerio como obispo de Roma:
1. Amor. La primera encíclica se tituló Dios es amor y nos explicó cómo en un mundo en el que se abusa de este sagrado término, el eros ha de ser purificado para convertirse en verdadero amor humano y cristiano, es decir, en ágape. La caridad también ha de incluir el afecto, el cariño, el amor humano.
2. Razón. El Papa-profesor ha hablado en innumerables ocasiones sobre este tema (era éste el tema de Ratisbona, no el islam). Ya un año antes de su elección como Papa había acordado con Jürgen Habermas que razón y religión podían curarse recíprocamente de sus respectivas patologías.
3. (Ad)oración. Sabe que es el verdadero motor de la Iglesia y de la vida cristiana. Frente al activismo cortoplacista, el Papa alemán sabe esperar, rezar y pensar. Pero sobre todo rezar. La liturgia es uno de los puntos centrales de su teología, y por ella ha profesado un especial interés desde su infancia.
4. Creación. Muchos han hablado de las «raíces verdes» de la última encíclica social de Benedicto XVI. Allí ha conseguido conjugar la crisis económica y la ética de los negocios con la vida y la ética sexual, la bioética y el respeto al medio ambiente. Por eso es una encíclica global. Sus alusiones a la ecología y el medio ambiente resultan continuas. Para Ratzinger la creación constituye un dogma olvidado.
5. Jesuscrito al centro. A pesar de sus múltiples ocupaciones, no ha renunciado a su proyecto personal a escribir su Jesús de Nazaret. Tal vez porque lo considera como una parte importante de sus obligaciones: hablar sobre todo de Jesucristo. Y hablar de él como Dios y hombre, como Cristo de la fe y Jesús de la historia. No es un avatar más de la divinidad, sino el Hijo de Dios hecho hombre. Solo él salva.
6. Iglesia. Frente al conocido lema «Cristo sí, Iglesia no», el Papa quiere recordar que la Iglesia es el cuerpo y la esposa de Cristo. Es también el pueblo, la familia de Dios. Está convencido de que la misión de la Iglesia consiste en anunciar a Cristo y en crecer en comunión y cohesión en la Iglesia.
7. Belleza. Ratzinger ha sido siempre un enamorado de la belleza. Ha afirmado que un teólogo que no tenga esta sensibilidad resulta peligroso. La belleza del arte cristiano y de la vida de los santos es el principal agente de evangelización en la actualidad.
Pablo Blanco Sarto es profesor de la Universidad de Navarra.