El trabajo del Pre-Meeting (Foto Meeting Rimini)

Meeting 2024. El mensaje del Papa

«Hoy es imprescindible pararse y preguntarse: ¿hay algo por lo que valga la pena vivir y esperar?». El mensaje del Santo Padre Francisco en ocasion del XLV Meeting para la amistad entre los pueblos (Rimini, 20-25 agosto 2024)

Su Excelencia Reverendísima
Mons. NICOLÒ ANSELMI
Obispo de Rímini


Excelencia Reverendísima:

Con motivo del 45° Meeting para la amistad entre los pueblos, el Santo Padre desea hacer llegar un mensaje con sus mejores deseos a los participantes, saludando a los organizadores, voluntarios y todos aquellos que formen parte de este evento, cuyo título representa una ardiente llamada a la responsabilidad: «Si no perseguimos lo esencial, entonces ¿qué perseguimos?».

Ahora que estamos atravesando tiempos complicados, es de crucial importancia la búsqueda de aquello que constituye el centro del misterio de la vida y de la realidad. Nuestra época, en efecto, está marcada por varias problemáticas y desafíos considerables, ante los cuales podemos constatar una sensación de impotencia, una actitud de renuncia y pasividad que puede llevarnos a “arrastrar la vida” y dejarse llevar por el aturdimiento de lo efímero, hasta perder el significado de la existencia. En este contexto, por tanto, es más pertinente que nunca la decisión de seguir el rastro de lo que es esencial.

El Papa Francisco anima pues este intento de buscar con pasión y entusiasmo aquello que saca a la luz la belleza de la vida, afrontando la cuestión planteada por don Luigi Giussani cuando afirmaba con coraje: «El corazón está roído por la esclerosis, es decir, por la pérdida de la pasión y el gusto de vivir. […] La vejez a los veinte años e incluso antes, la vejez a los quince años: esta es la característica del mundo de hoy» (El sentido religioso, Madrid 2023, 143).

Mientras soplan los vientos gélidos de la guerra, que se suman a fenómenos recurrentes de injusticia, violencia y desigualdad, así como a la grave emergencia climática y a una mutación antropológica sin precedentes, es imprescindible pararse y preguntarse: ¿hay algo por lo que valga la pena vivir y esperar?

Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco nos exhorta a mirar también las resistencias, fatigas y caídas de los hombres y mujeres de hoy como una llamada a reflexionar para que el corazón se abra al encuentro con Dios y cada uno pueda tomar conciencia de sí mismo, del prójimo y de la realidad.

Su invitación constante es a hacernos mendigos de lo esencial, de aquello que da sentido a nuestra vida, despojándonos en primer lugar de lo que nos pesa en la vida cotidiana, poniendo el ejemplo de un escalador que, cuando tiene que enfrentarse a una pared rocosa, debe liberarse de lo superfluo para poder subir más rápido. De este modo, descubrimos que el valor de la existencia humana no consiste en las cosas o resultados alcanzados, en la carrera de una competición, sino ante todo en esa relación amorosa que nos sostiene, arraigando nuestro camino en la confianza y esperanza: la amistad con Dios, que después se refleja en todas las relaciones humanas, fundamento de una alegría que nunca se perderá. Somos amados, esa es la verdad esencial, que el propio don Giussani anunciaba a los jóvenes universitarios: «Sois amados. Este es el mensaje que llega a vuestra vida […]. Jesucristo, en la historia del hombre, es el inicio continuo de este mensaje: “¡Sois amados!”. ¿Qué es la vida? Ser amados. ¿Y el destino? Ser amados» (Huellas-Litterae Communionis, 1996, n. 1).

En la misma longitud de onda, el Papa Francisco recuerda que «lo que para nosotros es esencial, lo más bello, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario es la fe en Cristo Jesús» (Discurso a la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, 26 de enero de 2024). Solo el Señor, en efecto, salva nuestra frágil humanidad y, en medio de las adversidades, nos hace experimentar una alegría que de otro modo sería imposible. Sin este punto de anclaje, la barca de nuestra vida quedaría a merced de las olas y correría el riesgo de hundirse.

Volver a lo esencial que es Jesús no significa evadirse de la realidad sino, al contrario, es la condición para sumergirse verdaderamente en la historia, para afrontarla sin eludir los desafíos, para encontrar el coraje de arriesgar y amar incluso cuando parece que no vale la pena, para vivir en el mundo sin ningún miedo. Como escribía el entonces arzobispo Montini: «Tú nos haces falta, oh Cristo, oh Señor, oh Dios-con-nosotros, para aprender el amor verdadero y caminar en la alegría y en la fuerza de tu caridad, a lo largo del camino de nuestra fatigosa vida» (Omnia nobis est Christus. Carta pastoral a la archidiócesis de Milán para la Cuaresma 1955).

Así pues, con este espíritu, el Santo Padre aprecia y comparte la finalidad del próximo Meeting, porque apuntar a lo esencial nos ayuda a tomar la vida en nuestras manos y hacer de ella un instrumento de amor, de misericordia y de compasión, convirtiéndola en signo de bendición para el prójimo. Ante la tentación del desánimo, el Santo Padre exhorta a todos a ser protagonistas responsables del cambio, colaborando activamente en la misión de la Iglesia, para dar vida juntos a lugares donde la presencia de Cristo se pueda ver y tocar. Este compromiso coral puede generar un mundo nuevo, donde lo que triunfe sea por fin el Amor que se nos ha manifestado en Cristo, y que el planeta entero se convierta en templo de fraternidad.

El Papa Francisco desea que el rico programa del Meeting, con sus múltiples propuestas y lenguajes, pueda suscitar en muchos el deseo de ser buscadores de lo esencial y haga florecer en los corazones la pasión por el anuncio del Evangelio, fuente de liberación de toda esclavitud y fuerza sanadora y transformadora de la humanidad.
A todos, organizadores, voluntarios y participantes, les envía de corazón su bendición, y pide por favor que recen por él.
Uniendo también mis mejores deseos, aprovecho la ocasión para presentarle todos mis respetos

Su Excelencia Reverendísima
dev.mo
Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado