Vida cotidiana en Borodyanka, cerca de Kiev (Foto Ansa-Zumapress)

Viaje a Kiev. La carta de monseñor Santoro

El arzobispo de Taranto ha estado tres días en Ucrania compartiendo «el dolor y el sufrimiento de su pueblo» y rezando por la paz
Filippo Santoro*

Queridos amigos, del 25 al 28 de abril participé en una misión de paz en Kiev (Ucrania), promovida por una asociación laica, “La isla que no existe”, que me pidió insistentemente que les guiara en este viaje. Por amistad y porque comparto su causa, fui. El objetivo era hacer un gesto para compartir el dolor y el sufrimiento del pueblo ucraniano, llevando como regalo un bajorrelieve que representa a san Miguel Arcángel, patrono de Kiev, defensor del bien contra el mal que en este caso es la guerra.

Entregamos este regalo al patriarca de la Iglesia greco-católica de Ucrania, el arzobispo Sviatoslav Shevchuk, que nos agradeció que tuviéramos tan presente el sufrimiento del pueblo ucraniano, compartiendo su dolor en esta guerra terrible. También agradecía nuestra visita a Kiev para llevarle este regalo y rezar por la paz, que es lo más importante que podemos hacer en este momento.

La entrega del bajorrelieve tuvo lugar durante una liturgia que celebré con el obispo auxiliar de Kiev, porque el patriarca había ido a celebrar las exequias por los soldados ucranianos que han muerto en la guerra. Rezamos con el obispo greco-católico y con sus sacerdotes que, con unos cantos preciosos, invocaron a la Santísima Trinidad y pidieron la intercesión del “archi-estratega” san Miguel Arcángel por la derrota del mal de la guerra y la victoria del bien y la paz.

La presencia del embajador italiano en Ucrania también dio cierto relieve a nuestro gesto en favor del pueblo ucraniano. Hemos dado nuestro tiempo y hemos arriesgado en esta delicada misión, pero es un riesgo hermoso, como dice Platón, cuando nos lanzamos a la aventura del Misterio siendo constructores de paz y solidaridad.

San Miguel Arcángel aparece representado con una espada y con una balanza, signo de la justicia. Él lucha por una paz justa, que respete al pueblo y al territorio ucraniano, y en este caso también por una conclusión digna del conflicto, mediante el diálogo y la negociación, y no con una carrera armamentística.

La asociación que ha promovido este viaje prevé también llevar a Moscú un bajorrelieve que represente a san Nicolás de Bari, muy venerado tanto por ucranianos como por rusos. Con todos los compromisos que tengo, creo que me resultará difícil, pero lo ponemos en manos del Señor.

Los dos amigos que me han acompañado durante las largas horas de viaje en coche, aunque no eran practicantes, me han acompañado en el rezo de los salmos de laudes; impresionados por la belleza de la oración, han querido rezar conmigo. Se quedaron maravillados por lo hermoso que es empezar así el día, incluso en circunstancias tan adversas, poniendo en manos del Señor la vida entera y este compromiso por la paz.

Nada más salir de Kiev hubo nuevos bombardeos y sonaron las alarmas. Afortunadamente, el contraataque ucraniano neutralizó las bombas lanzadas. El primer día ya nos avisaron en el hotel de que, si escuchábamos sirenas, debíamos bajar al sótano para protegernos de posibles bombardeos. Durante nuestra estancia, gracias a Dios, no cayeron bombas en nuestro camino. Las oraciones de tantos por nuestra vida han sido escuchadas, pero hemos visto el dolor y el drama de gente que ha perdido a muchos seres queridos y que todos los días ve cruelmente amenazada su propia vida.

*Arzobispo metropolita de Taranto y delegado especial del Papa para los Memores Domini