«Lo principal es “ser”, luego ya veremos lo que se puede hacer», afirmó el anfitrión, el embajador Pietro Sebastiani, al comenzar la presentación del programa del Meeting 2021 (Rímini, 20-25 de agosto), que pone sobre la mesa una cita de Kierkegaard tan sencilla como llena de consecuencias si se toma en serio: “El coraje de decir yo”. Nunca ha sonado tan actual, en un mundo plasmado por las redes sociales y un constante vaivén entre la exaltación del yo y su alienación.

Laudato si’, pacto educativo, Caritas in veritate son mucho más que consejos de “buenas prácticas”, añadió Sebastiani en una sala del Palacio Borromeo de Roma, sede de la embajada italiana en la Santa Sede, «en una época como esta, marcada por dramáticos desafíos». Cuanto más impermeables se vuelven las circunstancias, más necesario se hace mantener una apertura al diálogo y la disponibilidad para dejarse sorprender por lo que sucede, como indicó Bernhard Scholz, presidente de la Fundación Meeting por la amistad entre los pueblos, al presentar al resto de ponentes: Sor Alessandra Smerilli, subsecretaria del Dicasterio para el Servicio y Desarrollo Humano Integral, Marco Sesana, Country Manager & Ceo de Generali Italia y Global Business Lines, y Maria Cristina Messa, ministra italiana de Universidades.



El tema de la custodia de la creación no puede hacernos olvidar otro aspecto importante, como es el deber de cultivar lo que se nos confía, señaló sor Alessandra en su intervención, destacando la necesidad de un cambio de mirada global, por la que no existen sectores separados: por un lado el negocio y por otro la sostenibilidad, todo está unido. No siempre es verdad, como dice Kate Raworth en su ensayo Economía rosquilla, que en un diagrama lo “bueno” siempre es una curva hacia arriba o una parábola creciente hacia la derecha. A veces, el verdadero éxito es el equilibrio. Esta forma mentis influye muy concretamente en la economía real porque incide en las decisiones que se toman en las empresas.

En cualquier caso, la sensación de seguridad ha aumentado después de la pandemia, en vez de disminuir. Marco Sesana arrancó con una paradoja o, mejor dicho, con una consideración anti-instintiva. Después de una tempestad, se ve con más claridad lo que permanece y también lo que decae. Se habla mucho de inteligencia artificial (entre el público del Palacio Borromeo estaba también el padre Paolo Benanti, uno de los mayores expertos en la materia), pero lo que hace falta ahora, según Sesana, es mucha inteligencia natural, porque el software más refinado lo llevamos dentro de la cabeza. Sobre todo, este es el único capaz de producir un cambio real y duradero. Entre las generaciones jóvenes se presta gran atención no solo a la “cantidad” sino también a la “calidad” del trabajo. Dar un significado al propio trabajo, hacerlo coincidir con finalidades “elevadas”, se percibe como un valor añadido imprescindible.

De la “galaxia formación” habló Maria Cristina Messa, y de la flexibilidad cada vez más necesaria para diseñar los itinerarios de estudios, sin infravalorar una amplia base “generalista” capaz de garantizar unos fundamentos sólidos en cualquier especialización. «En el extranjero, se valora mucho a nuestros jóvenes en este sentido», afirmó la ministra, una gran cultura de base que sostiene y concreta la creatividad personal. Pero los límites del sistema universitario son muchos. Para un estudiante, es difícil apostar por una carrera académica si luego tiene que pasar más de veinte años en situación precaria antes de acceder a un puesto que le ofrezca un mínimo de estabilidad. Además, la fragmentación entre las diversas áreas del saber no ayuda al sistema ni ofrece oportunidades a los jóvenes para desarrollar competencias transversales, con prácticas en el “mundo real”. En este sentido, la autonomía de la investigación también es un valor que tutelar, según Messa.

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Tal vez las profecías de desventuras queden desmentidas por datos que siguen una tendencia contraria a las previsiones más negras. Por ejemplo, en las recogidas de fondos del Meeting, como recordó Bernhard Scholz antes de anunciar el programa de 2021, los donantes privados no solo no se han reducido, sino que aumentaron mucho durante la pandemia. Y pasando al tema del diálogo interreligioso, llama la atención la rapidez con que la encíclica Fratelli tutti fue traducida por el editor musulmán Medina. En el Meeting, proseguirá el diálogo entre las grandes religiones monoteístas, poniendo en el centro el Mediterráneo como espacio compartido e invitando a sentarse en la misma mesa a los alcaldes de las ciudades de Beirut, Florencia y Túnez. Dos exposiciones propondrán a dos escritores como antídoto a la homologación: Pasolini, que describió lúcidamente las fuerzas activas de las economías modernas, capaces de socavar la singularidad de la persona, y Tolkien, que con sus frescos narrativos describió admirablemente la polifonía de la creación, un inmenso mosaico donde cada tesela es necesaria y contribuye a la belleza y armonía del conjunto.
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