Encontrarse y dialogar con un amigo que nos conoce bien siempre es una experiencia preciosa. Sobre todo cuando, como sucede con la acogida, la vida se ve desafiada, y la necesidad de significado, de ser educados y sostenidos, se hace más urgente.
Esto ha supuesto para nosotros encontrarnos con Julián Carrón durante estos años: una gran ocasión para experimentar su paternidad y su guía, en una relación que ha marcado nuestro camino y sostenido nuestros pasos.

Este año, por videoconexión, hemos podido compartir con él un momento al que hemos invitado a todas las familias implicadas decidida y responsablemente en nuestra historia; un encuentro en el que hemos profundizado en el lema que, como asociación, nos hemos propuesto para acompañarnos en el camino de este año: “Tú, sorpresa de mi vida. En la acogida, la audacia de un encuentro”. Pedimos a las familias de nuestra asociación que formularan algunas preguntas sobre lo que más les apremia ahora y llegaron muchas contribuciones. Algunas se incluyen en el texto del diálogo que tuvimos esa noche con Carrón. Todas son fruto de un trabajo que muchos han hecho, de la espera con que se acercaban a ese momento, del deseo de seguir los pasos sugeridos.

En la experiencia de la acogida, encontrarse con la herida de los menores que entran en nuestras casas y que se convierten en nuestros hijos (ese dolor que compartimos con ellos y que a veces se nos devuelve) pone en evidencia el misterio de su libertad –y de la nuestra–, el cansancio y la necesidad de perdonar y ser perdonados, el dolor por nuestros límites y errores.

Todo eso nos desafía y nos abre un camino: «¿qué quiere decir mirar a este hijo acogido partiendo de lo que el Señor hace suceder?», «¿cómo mantener esta posición tan hermosa, que me permite vivir la vida con alegría aunque esté llena de dificultades?», «¿qué tienen que ver estos hechos con mi deseo de felicidad?». Son algunas de las preguntas que marcan nuestra vida y de las que parte el diálogo de estas páginas.

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