Fe y soledad

¿Qué quiere decir de verdad estar solos? ¿Y cómo se puede vivir la «infinitud finita» que somos? La intervención del presidente de la Fraternidad de CL en el congreso «Enemiga soledad» (Florencia, 16 noviembre 2019), publicado en Huellas de febrero
Julián Carrón

La soledad es un fenómeno que tiene muchísimas facetas, que serán sin duda afrontadas de forma provechosa en este congreso. La definición misma de soledad que aparece en el programa atestigua ya la variedad de significados que esta palabra puede asumir: la soledad es «definida como la sensación subjetiva de la falta de un apoyo en el momento de la necesidad. [...] La soledad [...] ejerce una influencia negativa sobre la salud» (de la página web nemicasolitudinez019.com). Pero incluso cuando es percibida de este modo, siempre queda abierta la pregunta acerca de la naturaleza de la necesidad y de la ausencia que provoca la soledad.

Vienen a la mente los versos del poeta Mario Luzi:

«¿De qué es ausencia esta ausencia,
corazón,
que de repente te llena?
¿De qué? Roto el dique,
te inunda y te cubre
toda tu indigencia...
Viene,
quizá viene,
de fuera de ti
un reclamo
que ahora, porque agonizas, no escuchas.
Pero existe, custodia su fuerza y su canto
la música perpetua... Volverá.
Estate tranquilo»

(Sotto specie umana, Garzanti, Milán 1999, p. 190).

El interrogante que plantea el poeta agrava la necesidad de comprender a fondo la naturaleza de la soledad. En el ámbito de un congreso que quiere ofrecer, como se lee en el programa, «una panorámica de las causas principales que determinan hoy la soledad de las personas de cualquier edad, en particular si son ancianas», se me ha pedido
que hable sobre fe y soledad. Pero para indicar la contribución que puede ofrecer la fe, antes es necesario identificar con precisión en qué consiste la soledad humana, que en las personas ancianas adquiere un dramatismo especial…