Peregrinación nocturna Macerata-Loreto

Macerata-Loreto: «Lo único que responde a la soledad es una Presencia»

«¿Por qué buscamos un rostro? ¿Quién no ha experimentado ese sentimiento de impotencia que surge desde lo hondo de la experiencia?». El mensaje del presidente de la Fraternidad de CL por la 41ª peregrinación nocturna del 8 de junio
Julián Carrón

«El sentido de la soledad nace en el corazón mismo de todo compromiso serio con la propia humanidad. Puede entender bien esto todo aquel que haya creído haber encontrado la solución a una gran necesidad suya en algo o en alguien; y luego esto desaparece, se va, o se revela incapaz de responder» (don Giussani).

Queridos amigos, os deseo que viváis la peregrinación con una mirada de ternura y de simpatía hacia vuestra propia humanidad. Realizáis el sacrifico de estar en vela toda la noche por un gesto de amistad hacia vosotros mismos. Podréis, de este modo, revivir la experiencia que describe el poeta Antonio Machado: «¿Mi corazón se ha dormido? / Colmenares de mis sueños, / ¿ya no labráis? ¿Está seca / la noria del pensamiento, / los cangilones vacíos, / girando, de sombra / llenos? / No; mi corazón no duerme. / Está despierto, despierto. / Ni duerme ni sueña; mira, / los claros ojos abiertos, / señas lejanas y escucha / a orillas del gran silencio». Y el himno de laudes de las hermanas trapenses de Vitorchiano constituirá la nota dominante a cada paso: «Antes que rompa el alba / velamos en la espera; / lo creado calla y canta / en silencio el misterio. // Nuestra mirada busca / un rostro en la noche». También vosotros veláis físicamente mientras la noche envuelve todas las cosas.

¿Por qué buscamos un rostro? Por una exigencia a la que no sabemos responder. ¿Quién no ha experimentado ese sentimiento de impotencia que surge desde lo hondo de la experiencia? ¿Cómo podemos evitar ceder al miedo y a la desesperación? Sencillamente, teniendo los ojos abiertos para ver si aparece en el horizonte algún destello de vida que nos diga que no estamos solos. Sosteneos unos a otros en la dificultad para no dejaros vencer por el desánimo y para no dejar nunca de hacer cuentas con esa exigencia que se halla en el fondo de toda soledad auténtica. Solo así podréis captar una respuesta.

«Nunca jamás estarás solo». ¿Quién puede decir esto? Solo Cristo, gracias a la compañía profunda que vive con el Padre: «No estoy solo, porque está conmigo el Padre» (Jn 16,32). Él es el único que se interesa por toda nuesta persona y que responde a nuestra necesidad. «Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”» (Mt 14,24-27). No les tranquiliza con un discurso o una fórmula, sino con Su misma presencia, que es la compañía de Dios al hombre. Como nos dice el papa Francisco: «Si Él vive, […] no habrá nunca más soledad ni abandono. Aunque todos se vayan Él estará, tal como lo prometió: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”» (Christus vivit, 125).

Vivimos únicamente por algo que sucede ahora. Al igual que al principio del cristianismo, el Misterio nos alcanza hoy a través de una presencia que tiene rasgos humanísimos, a través de la presencia de personas que despiertan asombro en nosotros por su modo de vivir las cosas de todos los días; enseguida percibimos una familiaridad con ellas, sentimos que están a nuestro alcance porque nos abrazan tal como somos y nos permiten afrontar con esperanza incluso los momentos más oscuros.

Os deseo la tenacidad de un camino, esta noche y sobre todo los días por venir, para que podáis descubrir los rasgos inconfundibles de la gran Presencia que hoy os hace un guiño a través del rostro de Sus testigos dentro de la vida de la Iglesia.

Que la Virgen, que acogió en su seno al Verbo hecho carne, os permita experimentar la compañía indestructible de Aquel que está entre nosotros, para que pueda llegar a ser transparente en vuestra vida.

Os deseo un buen camino en compañía del Misterio

Julián Carrón


Milán, 29 de mayo de 2019