Carrón en el Corriere: «Los soberanismos están condenados al fracaso. El cristiano ha de vencer el miedo»

«Los inmigrantes, antes que números, son personas, historias». La entrevista al presidente de la Fraternidad de CL en el Corriere della sera (10 enero 2019)
Gian Guido Vecchi

«Recuerdo la impresión que me produjo la noticia de un inmigrante paquistaní: llegó extenuado a un centro de acogida italiano, y allí conoció a un voluntario que le llamó por su nombre y le preguntó si quería pasta sola o con salsa, carne o pescado. El hombre rompió a llorar, porque desde que había salido de su país nadie le había llamado hasta entonces por su nombre. Un gesto sencillo de humanidad le hizo cambiar de idea sobre los que, hasta ese momento, para él eran solo “infieles”». Julián Carrón, elegido por el fundador don Giussani como sucesor suyo, guía Comunión y Liberación desde 2005.

Han pasado diecinueve días antes de que alguien ayudase a las cuarenta y nueve personas que se hallaban en alta mar. ¿Qué está sucediendo en Europa para que haya hecho falta que interviniera Francisco en el Ángelus para despertar a los dirigentes?
«Es el signo de una crisis que no es ante todo política o económica, sino antropológica, porque tiene que ver con los fundamentos de la vida personal y social. Un ofuscamiento del pensamiento obliga al Papa a volver a poner delante de todos la realidad, antes que las ideas o los posicionamientos. Ya Benedicto XVI recordaba que la experiencia migratoria hace vulnerables a las personas: explotación, abusos, violencia. Por eso el pontífice actual reclama a todos a respetar el imperativo moral de garantizar a los migrantes la tutela de sus derechos fundamentales y a respetar su dignidad. El cristiano reconoce que los migrantes tienen necesidad de leyes y de programas de desarrollo, y también de “ser mirados a los ojos”, como decía Francisco: “Necesitan a Dios, al que encuentran en el amor gratuito”. Entonces todo puede cambiar».

Quizá el problema es que se habla de números, de «ilegales» en abstracto…
«Así es. Forma parte de nuestra mirada reducida, que nos impide percibir lo humano. Los migrantes, antes que números, son personas concretas, rostros, nombres, historias, como dijo el Papa en Lesbos en 2016. Debería ser algo evidente, pero ya no lo es, señal de que está en crisis nuestra relación con la realidad: por eso suenan tan “revolucionarias” sus palabras. Miramos todo a través de filtros que ya no llegan hasta la persona real. El Papa nos indica el método: “Solo se ve bien con la cercanía que da la misericordia”».

Francisco ha denunciado la reaparición de populismos y nacionalismos que «debilitan» el «sistema multilateral». ¿Por qué sucede esto?
«Con el tiempo, ha terminado prevaleciendo la dimensión universal, un intento que hunde sus raíces en la Ilustración: salvaguardar los valores –persona, vida, familia, sociedad– desligándolos de la pertenencia a la historia particular que los había generado. A la globalización, expresión última del intento ilustrado, se opone una concepción de pertenencia nacionalista. Pero tal reacción no resuelve el problema, únicamente lo traslada al futuro posponiendo su solución: un equilibrio correcto entre pertenencia a una historia particular y apertura a lo universal».

¿Cómo se puede remediar la estrategia del miedo?
«Solo se puede remediar si se encuentra una verdadera respuesta al miedo. El miedo no se vence con la violencia, la cerrazón, los muros, que son expresión de una derrota. Lo único que vence el miedo es una presencia. Lo que puede hacer que un niño venza el miedo a la oscuridad es la presencia de su madre. Cada uno tendrá que descubrir en su vida qué presencias responden a sus miedos».

El desafío soberanista, desde Bannon a Salvini, enarbola los «valores cristianos». ¿Qué puede hacer la Iglesia?
«La Iglesia está llamada a realizar su misión única. Ella custodia el “secreto” de la victoria sobre el miedo, la única Presencia que es capaz de vencerlo sin necesidad de la violencia. Se trata de una oportunidad formidable para la Iglesia de redescubrir su tarea: anunciar esta Presencia, dar testimonio de ella. Solo si se deja impregnar de la presencia de Cristo podrá testimoniar a todos un modo de vencer el miedo adecuado a los desafíos actuales. Es la contribución que los cristianos estamos llamados a ofrecer: generar hombres y mujeres que no estén dominados por el miedo, que sean capaces de crear lugares en donde se acoja y se integre al que es distinto de nosotros. Las soluciones que tienen su origen en una pura reacción están condenadas al fracaso de partida, aunque a medio plazo puedan parecer exitosas. Falta la perspectiva histórica. Ya hemos asistido a demasiadas situaciones en las que ha llegado a dominar una mentalidad que al final no ha resistido el embate del tiempo. Veremos cuánto dura esta».

¿Qué diría a los fieles seducidos por el soberanismo?
«Les diría que se miren a sí mismos y vean si el soberanismo responde a sus expectativas cuando se van a dormir, cuando se levantan por las mañanas. Lo que está en juego en este momento dramático es cada uno de nosotros y, por tanto, nuestra familia, nuestras relaciones, nuestros hermanos necesitados, nuestra sociedad. Sería una lástima desperdiciar esta ocasión».