Cumplir con las promesas electorales. De la ley Aído a la ley Gallardón

Redacción

El pasado domingo, la celebración de la V Marcha por la Vida organizada por Derecho a Vivir con un total de 64 actos distribuidos por España y 17 en el extranjero, bajo el lema S.O.S. España. No más plazos sin cumplir y el apoyo de más de 300 organizaciones ciudadanas, ha reclamado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que cumpla con la promesa electoral de mejorar la protección legal de la vida del concebido y de la mujer embarazada.
En el acto central que tuvo lugar en Madrid, la portavoz de Derecho a Vivir, Gádor Joya, ha exigido a Mariano Rajoy que “dé la cara” para convertirse en “el presidente que pasó a la historia por poner a España a la cabeza del progresismo en Europa y en el mundo, por defender el derecho a la vida”. La doctora en Medicina y pediatra ha recordado que si hubo motivos para la movilización social durante la tramitación de la ‘Ley Aído’, hoy hay muchos más porque rige la misma ley, pero bajo un Gobierno que prometió que la derogaría.

A pesar de todas estas críticas al Ejecutivo, que decantan en una pérdida de confianza de quienes creyeron en la promesa electoral del Partido Popular, Gádor Joya ha asegurado que “si Rajoy deroga ley de Zapatero, puede que muchos estén dispuestos a creerle otra vez, pero si no lo hace, tenga por seguro que le darán la espaldas en las urnas”, porque, ha añadido en otro momento de su alocución, “estamos hoy aquí para decirle que con nuestro voto no se juega, y sobre todo, que la vida de los seres humanos no puede ser nunca objeto de mercadeo electoral”.

Como es costumbre en este tipo de actos se ofrecieron los testimonios de dos madres que pese a las dificultades apostaron por la vida de sus hijos. El primero fue el de Carlos y Amparo, quienes tras varios abortos espontáneos conciben a una niña. La ginecóloga de un hospital privado les informa de que tiene una afección pulmonar a las 20 semanas y, dados los plazos legales, les apremia a abortar. Deciden no hacerlo y consultan con otra ginecóloga que les confirma el diagnóstico, que puede desembocar en una muerte prematura posparto, pero también salir adelante. Finalmente, Carmen Lourdes nació. Hoy tiene un año y ocho meses y, tras una operación a los ocho meses de edad, que tan solo le ha dejado una cicatriz, es una niña normal.
El segundo fue el de Camila, una chica que quedó embarazada antes de cumplir los 15. Camila apostó por la vida de su hija con ayuda de la Fundación Madrina. La niña se llama Ágatha, tiene 3 años y es el motor que ha llevado a Camila a vivir y a reanudar sus estudios.