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«Superar mi medida»

Un año como voluntario acompañando a un chaval con su estudio, con las dificultades propias de no poder verse y los escasos resultados, o eso parece…

El año pasado empecé a participar en Portofranco (ayuda escolar para chavales de primaria y secundaria), acompañando a un alumno online, mediante videollamadas en el móvil. Al final del curso, cuando quedamos con los demás voluntarios y me llamó la atención lo que contaban. Algunos habían tenido que convencer a sus alumnos para que se siguieran conectando, otros no tuvieron problema mientras duró el confinamiento pero luego les costaba volver a los encuentros presenciales. Algunos decían que habían llegado a darlos por perdidos, pero al ver la fidelidad y atención de otros voluntarios habían vuelto a intentar invitar a sus alumnos.

Todo esto me aclaró el objetivo de una experiencia como esta, que no solo consiste en ayudar a estudiar, sino a salir de la propia medida, a superar tus dudas, vacilaciones y comodidades. En definitiva, acompañarse para afrontar los desafíos de la vida, que a veces puede dar miedo hasta en los gestos más básicos, como salir de casa.

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Ese “salir de uno mismo” es algo que yo también tengo que aprender, me di cuenta sobre todo en cierta ocasión. Mi alumno va a un instituto técnico, yo le ayudo con lengua e historia, y suelo constatar que tiene problemas con su método de estudio. Con el tiempo, le he visto adquirir más conciencia y determinación, pero sin que sus dificultades mermaran. Cuando, la última vez que nos vimos, me pidió ayuda con un test de lógica y comprensión de textos que tenía que hacer para entrar en Ingeniería, le ayudé, pero confieso que pensé que nunca lo iba a aprobar. La semana siguiente me mandó un mensaje: «¡Aprobado a la primera!». Y es que aquí se viene a aprender a salir de tu propia medida. Empezando por la mía.
Francesco, Desio (Monza y Brianza)