Viaje a las periferias de la existencia
El Meeting 2014, encuentro anual organizado por el movimiento Comunión y Liberación en la ciudad italiana de Rímini, ha reunido a alrededor de ochocientas mil personas para comprender cuáles son las periferias del mundo y de la existencia a las que el pontificado del Papa Francisco está dedicando tan especial atención.
¿Dónde están y cómo son las periferias del mundo y de la existencia en las que la Iglesia debe convertirse en compañía y presencia de amor, según el llamamiento del Papa Francisco? A esta pregunta ha buscado una respuesta el mayor encuentro cultural organizado en el mundo por una asociación católica: el Meeting para la amistad entre los pueblos, que, del 24 al 30 de agosto, ha reunido en la ciudad costera italiana de Rímini a casi 800 mil personas, proponiendo, bajo el título Hacia las periferias del mundo y de la existencia, una reflexión y un diálogo sobre temas culturales, religiosos, artísticos, políticos..., a través de una serie de encuentros, debates, exposiciones, eventos musicales, literarios y deportivos.
Este año, la iniciativa promovida por el movimiento Comunión y Liberación, que ha superado su trigésimo quinta edición, buscaba comprender las palabras que pronunció el cardenal Jorge Bergoglio en vísperas del cónclave en el que sería elegido Papa, cuando invitaba a la Iglesia a salir de sí misma para llegar a las periferias de la existencia. Aquellas palabras tocaron el corazón de los cardenales que, pocos días después, le elegirían como sucesor del apóstol Pedro.
Objetivo: hacer presente la misericordia
El padre Antonio Spadaro, jesuita, quien en calidad de director de la revista Civiltà Cattolica entrevistó al Papa Francisco, explicó al margen del encuentro, en el que tuvo una de las intervenciones más destacadas, que con frecuencia se interpretan de diferentes maneras esas periferias de la existencia de las que continuamente habla Bergoglio. «El Papa no reduce las periferias a un lugar marginal, sino que las presenta como un nivel más profundo de la realidad misma. El Papa Bergoglio es el primer Pontífice que procede de una megápolis que ha tenido que afrontar los desafíos de las ciudades modernas, y cuando estaba en Buenos Aires, aunque vivía en el centro, prestó mucha atención a la periferia, como el lugar donde pueden percibirse los contrastes que está viviendo toda la ciudad». Por este motivo, indica Spadaro, el Papa habla de la situación actual como de un hospital de campaña tras una batalla. Así se entiende lo que el Papa quiere decir cuando habla de una Iglesia que sale de sí misma: para llevar a Cristo -misión de la Iglesia- a todos los ámbitos de la existencia de las personas que no han podido encontrarlo.
El profesor uruguayo Guzmán Carriquiry, Secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, encargado de la Vicepresidencia de este organismo de la Santa Sede (nombramiento reciente por parte del Papa Francisco: el cargo más elevado de un laico en el Vaticano), sintetizó el pontificado de Bergoglio con el objetivo de hacer presente la misericordia en los ámbitos más difíciles de la existencia.: «¡Y cuántos son los heridos en el cuerpo y en el alma que se encuentran por las calles de las ciudades!: las víctimas de guerras sangrientas, los tendales humanos provocados por el consumo de drogas y la violencia del narco-negocio, la violencia incluso en ámbitos donde tendrían que reinar los afectos íntimos, la destrucción de los vínculos matrimoniales y familiares, los niños y los ancianos abandonados, las personas sometidas a la esclavitud de la trata de seres humanos, aquéllas convertidas en objeto por el consumo sexual o por la codicia del dinero, las peripecias dramáticas de migrantes y refugiados, los que están en cárceles por lo general inhumanas, las comunidades indígenas marginadas y amenazadas, la infancia vulnerable incluso desde el seno materno...»
Salir de nosotros mismos
El prelado del Opus Dei, el obispo Javier Echevarría Rodríguez, mostró con palabras y ejemplos la verdad del subtítulo de esta edición del Meeting: El destino no ha dejado solo al hombre: «La Iglesia no ha dejado solo al hombre, sino que constantemente sale a su encuentro», afirmó, subrayando la necesidad de «salir de nosotros mismos».
Para el cristiano, es necesario vivir toda ocasión como posibilidad de testimonio: cada uno de nosotros es Cristo mismo, y en la relación con cada persona el Señor nos hace portadores de su paz, aseguró. «En medio de las cosas más materiales de la tierra nos tenemos que santificar, sirviendo a Dios y a todos los hombres», afirmó, haciendo vivo el espíritu de san Josemaría Escrivá.
Las periferias del mundo quedaron también representadas por representantes de la Iglesia y de la sociedad civil de países donde minorías son perseguidas: como la Nigeria de Boko Haram o el Iraq del Estado Islámico.