Lo que tenemos por más querido (Elecciones en Canadá)
Las elecciones son una ocasión educativa extraordinaria para todos nosotros. No esperamos la salvación ni de la política ni de los políticos. Sin embargo, la política tiene una función crucial en nuestra vida.
Don Giussani nos enseñó que, al afrontar los problemas reales y los desafíos de la vida, la ambigüedad que reside en la raíz de nuestras acciones sale a la superficie y nosotros afirmamos lo que tenemos por más querido. Por eso, en el ejercicio del voto veremos “si en primer lugar está verdaderamente la fe, si lo esperamos realmente todo del hecho de Cristo, o si por el contrario del hecho de Cristo esperamos aquello que decidimos nosotros”.
Dos criterios nos guiarán al decidir a quién asignar nuestro voto en las elecciones canadienses:
Primero: La libertad religiosa. Un poder político que respeta la libertad de la Iglesia y su libre expresión pública, y que reconoce su valiosa contribución a la sociedad, sabrá también reconocer la libertad de toda asociación humana. Una posición que respeta la libertad de la Iglesia respetará también la libertad de todos.
Segundo: El bien común. El poder político, concebido como servicio a la nación, defenderá toda experiencia que promueva el incremento del bien común. Un poder así apoyará el principio de subsidiariedad, es decir, que la colaboración entre sector público y privado sea facilitada con un sólido sector non-profit, de caridad y voluntariado, y promoverá la solidaridad entre todos los canadienses.
Por estas razones, apoyaremos una visión política que:
defienda esta libertad y este bien
defienda “la vida humana y su dignidad en todos sus estados, desde la concepción hasta la muerte natural” (Propuesta de los obispos canadienses para las elecciones federales de 2008)
defienda la familia
defienda la libertad de realizar un trabajo que sea expresión del auténtico deseo del hombre
no sustituya con el Estado a la sociedad, sino que sobre todo anime a la sociedad a buscar soluciones realistas para el bien común
Una posición política de este tipo promoverá además programas socio-económicos realistas, motivados por una preocupación por los trabajadores, los empresarios, los canadienses de origen, los inmigrantes y todos los ciudadanos de Canadá. Mostrará también una preocupación real por los problemas medioambientales, teniendo presentes las palabras del Papa Benedicto XVI: “Respetar el medio ambiente no quiere decir que la naturaleza material o animal sea más importante que el hombre. Quiere decir más bien que no se la considera de manera egoísta, a plena disposición de los propios intereses”.
Estos criterios guiarán nuestra decisión electoral en las elecciones de octubre.