La belleza desarmada en Madrid
“Hacía tiempo que la editorial Rizzoli en Italia me había pedido material para publicar un libro, pero yo no tenía particular interés en la publicación porque ya estaba bastante ocupado con la responsabilidad del movimiento de Comunión y Liberación. Al final cedí porque me parecía una ocasión de hacer un balance de lo que había dicho y de entrar en el debate del momento sobre el futuro de Europa, la inmigración, el terrorismo o los nuevos derechos”, señala Carrón en una intervención en la que el acento extremeño le vuelve en algunas frases.
El autor indica que el libro es un intento de entender en qué consiste el cambio de época del que habla Francisco. ¿Qué se ha derrumbado? El cristianismo era la base fundamental de Europa. “Tras la reforma se produjeron las guerras de religión. La religión dejó de ser la base común de los europeos. Y entonces se intentó salvar la razón como elemento de unión. La Ilustración intentó salvar las verdades fundamentales y se buscó una evidencia que quedara a salvo de las disputas religiosas. Se pretendía así que las grandes convicciones del cristianismo resistieran. La libertad, el valor de la vida, o la dignidad humana parecían un patrimonio común”, añade. Pero, según Carrón, el intento de fundar una evidencia prescindiendo de la historia particular que le dio origen ha fracasado, como ha señalado el Papa Benedicto. Tenemos dificultad para reconocer las cosas más elementales, tenemos miedo de traer hijos al mundo, tenemos miedo de la libertad. Lo que antes era evidente ha dejado de serlo.
El presidente de la Fraternidad de CL cita a Arendt: la crisis nos fuerza a volver a preguntarnos. La crisis exige preguntas viejas y nuevas. Si afrontamos la crisis con prejuicios la agravamos. La crisis, por eso, puede ser una ocasión. ¿Qué es lo que no funciona en Europa? ¿Qué es lo que nos hace estar juntos?
“El desafío afecta a todos. Hace algunos años nos hubiera parecido imposible lo que está sucediendo en la campaña electoral de Estados Unidos o que se quiera levantar un muro en Calais. Tenemos preguntas sin respuestas inmediatas. El cristianismo también tiene este desafío. ¿Sigue siendo pertinente el cristianismo? ¿Un hombre culto de nuestros días puede seguir creyendo?”, se pregunta el autor.
En este momento, apunta el responsable de CL, la fe tiene una posibilidad única para ofrecer las respuestas a estos desafíos. Eso sí, a condición de que el cristianismo haga también examen de conciencia. “La Iglesia también ha tenido parte de responsabilidad en el derrumbamiento de las evidencias. El cristianismo ha dejado de ser interesante para los propios cristianos. ¿Qué hemos perdido por el camino? Solo si el cristianismo recupera su ser puede ser atractivo”, añade.
Carrón lanza una pregunta: ¿Cómo puede ser el cristianismo presentado en este momento? “La libertad es lo que más estimamos –responde-. Y la Iglesia con la cuestión de la libertad ha hecho un gran camino. No hay otra modalidad de proponer el cristianismo que la fuerza de la verdad misma. No hay otra posibilidad de que el cristianismo pueda ser presentado si no es con una belleza desarmada. Esto no depende de una dialéctica, no sirve una defensa en abstracto. El problema no es quién tiene razón sino cómo se puede vivir. Habrá un nuevo interés por el cristianismo si la gente se encuentra con una nueva modalidad de vivir la vida. Solo a través de la belleza que resplandece el cristianismo puede ser interesante”.
Según el autor de La Belleza desarmada, el problema del nihilismo, origen de muchos de los problemas actuales, no se resuelve con muros. En este tiempo somos todos menos presuntuosos y eso nos permite encontrarnos con gente que en otros tiempos calificábamos como enemigos y que ahora pueden enseñarnos cosas.
“¿Y cómo se responde a la ideología de género?”, ha preguntado uno de los asistentes. “Se responde si los que defienden esa ideología se encuentran con otra posibilidad –ha asegurado Carrón-. Nos parece poco que, por ejemplo, el hijo de una pareja homosexual vea la belleza de que otro compañero tenga padre y madre. Pero son esos hechos los que abren una brecha en el muro. Lo que puede vencer a la ideología son hechos que desafíen. Se ha luchado por los valores de una forma ideológica. Y eso ha fracasado. Los valores fracasan si no están ligados con su origen histórico. A la ideología se la desafía con la vida, con la vida que vibra en nosotros, con un acontecimiento. Esto puede parecer ingenuo, pero no lo es. A veces lo que hemos hecho pasar por cristianismo no lo es, es ética kantiana”.
Otro de los periodistas ha querido saber cómo se puede dialogar cuando los otros no quieren diálogo. A lo que el autor ha respondido que es necesario preguntarse si solo son los otros los que impiden el diálogo. “No basta repetir las cosas porque el otro con el que queremos dialogar seguramente no reconoce lo más elemental. Es una situación fascinante y habrá que ver lo que funciona y lo que no funciona. La verdad es siempre una relación”, ha concluido.