Cómo celebrar la Navidad pese al ébola
Hemos comenzado el Adviento, tiempo de esperanza, alegría, conversión y apertura misionera. Tiempo en el cual esperamos que la presencia de Jesús se haga más «amplia, profunda y densa» en cada uno de nosotros, en las comunidades cristianas y en el mundo en el que vivimos. Una presencia que se manifieste, cada vez más por los frutos que produce: confianza en el Señor, fraternidad, encuentro con Dios y los demás, justicia y un mundo más según el pensamiento de Dios. El profeta Isaías, que nos acompaña en la liturgia de parte de este tiempo, nos da mensajes alentadores.
Con esta esperanza gozosa, a pesar de las dificultades y de la situación que seguimos viendo en Sierra Leona, hemos comenzado este tiempo de Adviento también nosotros, entre luces y sombras y tratando de que vayan prevaleciendo las luces en cada uno, en las comunidades, en esta situación en la que el sufrimiento, por cusa del ébola, se ha instalado en el País.
La comunidad cristiana de la que formamos parte, la parroquia de San Guido Mª Conforti, también quiere vivir este «tiempo fuerte» con la esperanza que le caracteriza y «aprovechar» el tirón que debería suponer este tiempo para crecer, para estar más unidos, para hacernos cargo los unos de los otros con más cercanía, para dar testimonio de nuestra fe con obras concretas que fundamenten las esperanzas que cada uno lleva en el corazón, sobre todo en este tiempo donde personas, grupos y familias no tendrían muchos motivos para vivir esperanzados.
Comenzando el Adviento hemos incrementado alguna actividad que congregue, que forme y que nos haga celebrar mejor comunitariamente nuestra fe y nuestro encuentro con el Señor:
-Se han reunidos los animadores de los grupos de oración. Son seis grupos que durante el año se reúnen, cada uno en su barrio, para rezar y compartir su fe y su vida. Normalmente se reza alrededor de las lecturas del domingo siguiente a la reunión. Estos encuentros ahora no se pueden hacer; pero, no obstante esto, los animadores de los grupos se han reunido para reflexionar y para alentar su actividad en medio de la comunidad, para que se sigan interesando por los pertenecientes al grupo, para que mantengan una cierta unión entre ellos y el grupo siga manteniendo el sentido de pertenencia a pesar de que no haya encuentros semanales.
-La celebración de la Navidad es una expectativa gozosa y que se quiere preparar lo mejor posible. Se ha comenzado a organizar la «Novena de Navidad». En esta Novena se reza el rosario y se escenifica una de las escenas del Adviento: Visitación, Nacimiento del Bautista, Sueño de José, Censo romano, Nacimiento…En las escenificaciones toman parte niños, jóvenes y adultos; ahora se trata de aprenderse el texto, ensayar y, entre tanto, reflexionar el mensaje, orar…Suele haber más voluntarios que los que se necesitan. Es una forma sencilla de reunir, animar a la participación, a la reflexión y a la oración y es una manera, entendible para todos, de transmitir el Mensaje de Jesús y su llegada entre nosotros.
Seguimos con nuestras visitas-encuentros con las familias que están en aislamiento por 21 días por haber tenido algún caso de ébola, ahora hace alguna semana que no teníamos ningún caso en el territorio parroquial, ahora hay dos. La situación en Makeni ha mejorado un poco, disminuyendo los afectados y los muertos. También visitamos (laicos y sacerdotes) a las familias-casas que ya han terminado el aislamiento para seguir mostrando la cercanía y el apoyo de la comunidad cristiana.
La semana pasada estuvimos en una de estas casas donde los 21 días de aislamiento habían concluido. Es una familia que está en Masimera, una aldea cercana a Makeni. En esta casa el ébola entró por medio de la esposa-madre de la casa que asistió a un entierro, colaboro a lavar el cadáver, regresó a casa y al poco tiempo aparecieron los síntomas del virus y murió. La casa fue puesta en aislamiento y, después de 21 días, afortunadamente, no se ha manifestado ninguna infección más, la familia está bien y pueden reanudar su vida normal. Verdaderamente es una alegría para todos (varios ancianos, adultos y 6/7 niños) después de 21 días de espera angustiosa.
Una vez más se mezcal las luces con las sombras, Mantener el don de la propia vida y la de la familia es lo más importante, lo más valioso y gozoso, así lo manifestaba esta familia y nosotros compartíamos su alegría. Una alegría que yo veía empañada por la situación en la que vive esta familia: Una casa de muros de barro, medio caída; varios bancos y sillas destartaladas, utensilio domésticos desconchabados; dos ancianos sentados en un poyete, varios adultos que parecen tener 60 años y tendrán 50, 5/6 niños vestidos pobremente; ningún adulto tiene trabajo ni sueldo…El ébola se ceba, sobre todo, con los más pobres.
Viendo estas situaciones me tornaba a la memoria el mensaje de esperanza del Adviento y la invitación que éste nos hace a estar vigilantes, diligentes en nuestro trabajo y servicio a los demás, en nuestra «colaboración» para que la presencia de Jesús entre nosotros «produzca» sus efectos en la sociedad en el mundo: que nos hagamos más cargo los unos de los otros, que se ensanche la fraternidad, que disminuyan las desigualdades e injusticias, que el mundo mejor que todos deseamos y necesitamos se haga más palpable…¡En fin! que la esperanza del Adviento sea una esperanza gozosa, empeñada, transformadora, llena de vitalidad y dinamismo…