«Aquel ciclón entre los bancos del Berchet». Entrevista al psicoanalista Claudio Risè

Marina Corradi

Profesor, su primer recuerdo es el de una irrupción física arrolladora en el aula de aquel instituto de los años 50.
Es verdad, y esta materialidad es también la característica de la espiritualidad misma de Giussani, que solía repetir que el cristianismo no es una filosofía sino un hecho, es decir, la asunción de un cuerpo humano por parte de Dios. Esta fe tan profundamente encarnada translucía en su corporeidad: él decía lo que era; representaba apasionadamente, también con su forma de ser y de moverse, a Cristo encarnado en quien creía. (...) Nos pedía que fuéramos nosotros mismos, que fuéramos hombres y no retrocediéramos ni un paso ante la verdad. O lo que es lo mismo, nos pedía que no nos ahorrásemos nada en la confrontación con la verdad y en su reconocimiento. (...)
¿Hay algo de don Giussani que fue particularmente importante para usted?
Yo no era de GS, no entré a formar parte del movimiento. De hecho era el director “laico” del periódico del Liceo Berchet; pero aunque no era uno de “sus” chicos, me sentí siempre escuchado con extrema atención y profundamente amado por don Giussani. Este amor se me ha quedado grabado dentro, me ha marcado para siempre.