Por qué nadie quiere ser profesor de ESO

La Vanguardia
Susana Quadrado

A medida que se jubilan, cada vez cuesta más que las plazas se cubran. Si muchos de los que llevan 30 años en la enseñanza comprueban con amargura que se equivocaron de ilusiones y de oficio, ¿quién va a querer liarse a enseñar a adolescentes que creen que la abadía de Cluny se llama así por George Clooney? ¿Quién quiere ser profesor en un sistema educativo que ha sido arrasado por el pedagogismo, la burocracia y los cometidos inútiles? ¿Y quién quiere ser profesor de matemáticas, la madre de todas las batallas del conocimiento que peor se han librado en los últimos años? No hay licenciados matemáticos que quieran dedicarse a la docencia. La empresa privada es más agradecida. Ocurre así aunque el profesional tenga vocación de enseñante...
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