Prestar atención
Alfa y OmegaCada vez veo con más claridad que la atención es un asunto de vida o muerte. La mayoría de los problemas que padecen mis alumnos —depresión, ansiedades, agitación crónica— derivan de un descuido: viven a tanta velocidad que no son capaces de darse cuenta de la vida. Enseguida que empiezan algo —la lectura, la película o una conversación— desconectan. No saben estarse atentos. Nacidos en el ecosistema tecnológico, están acostumbrados a un exceso de estímulos y su capacidad de recogimiento no se ha desarrollado. El clima tecnológico acorrala la vida del espíritu. (...) Hablo de la atención y pienso en mi abuelo: con qué entrega cuidaba su huerto o cómo ordenaba los aperos. Cuando seamos capaces de no separar la oración de la colada o el fregado de la vajilla, Dios volverá a caldear los corazones. Da igual si los templos se vacían, eso no tiene importancia. Si prestamos atención, nos daremos cuenta de que nunca hemos estado solos...
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