Don Fabio Baroncini (Foto Paolo Bonfanti, Archivo Fraternità Comunione e Liberazione)

Mensaje de Julián Carrón por la muerte de don Fabio Baroncini

Muere a los 78 años uno de los grandes amigos de don Giussani, que sirvió toda su vida al movimiento y a la Iglesia. «Pidamos al Señor que viene ser, como don Fabio, hijos en el Hijo»
Julián Carrón

Queridos amigos,
esta mañana nuestro queridísimo don Fabio ha sido llamado a la casa del Padre, después de una vida totalmente marcada por la búsqueda de Su rostro presente en nuestra comunión, dentro de la vida de la Iglesia, a la que sirvió como sacerdote.

El “soplo” del Señor le alcanzó en su juventud mediante una sugerencia de su párroco para que buscara a un cura de Milán que acompañaba a los estudiantes. Apenas tenía quince años cuando oyó hablar por primera vez a don Giussani, pero durante toda su vida recordó ese encuentro, que fue decisivo en la definición de su personalidad: «Tuve la clara sensación de que hasta entonces mi ser cristiano había limitado mi humanidad porque quien se tomaba menos en serio el cristianismo me parecía menos hombre. Conocer a don Giussani coincidió con una experiencia de plenitud de humanidad. Mi yo, por fin, realizaba su humanidad».

Don Giussani le hizo experimentar una exaltación de su razón en su relación con todo; desde su primer encuentro quedó grabada en su memoria una frase: «Panta dokimazete, to kalon katechete (1 Te 5,21). Examinadlo todo; quedaos con lo bueno». Un compromiso que jamás abandonó, contagiando a los que se encontraban con él su misma pasión por una fe razonable, capaz de hallar y valorar todo lo verdadero, bello y bueno que encontraba. ¡Cuántos de nosotros hemos podido disfrutar de ello!

La Resurrección de Cristo nos hace mirar con certeza el cumplimiento de su destino en el abrazo misericordioso del Padre.

Pidamos al Señor, que viene, ser como don Fabio, hijos en el Hijo, para continuar con el testimonio que nos dio un hombre que se dejó aferrar por Cristo cediendo a Su atractivo vencedor.